domingo, 25 de marzo de 2012

La temida fiebre en los niños

Una respuesta del sistema inmune.

Muchos papás se ponen nerviosos o no saben cómo actuar cuando su hijo o hija está enfermo y su temperatura corporal está elevada. ¿Pero, qué significa que el niño tenga fiebre? ¿Cuándo hay que bajarla? ¿Cómo hacerlo? ¿Qué riesgos implica dejar que la temperatura es muy fuerte?

Para empezar es necesario explicar que la fiebre puede ser un mecanismo defensivo frente a una determinada infección, facilitando la respuesta inmune o inhibiendo el crecimiento de virus o bacterias.

La fiebre se produce cuando el “termostato” interno del cuerpo aumenta la temperatura corporal por encima de su nivel normal en respuesta a una agresión determinada, ya sea una reacción inflamatoria inespecífica o directamente por la acción de componentes microbianos.

Este termostato se encuentra en la parte del cerebro denominada hipotálamo. El hipotálamo sabe qué temperatura debe tener el cuerpo y envía mensajes al cuerpo para mantenerla así.

La fiebre es sólo una manifestación de que algo está pasando a la persona; por sí sola no permite realizar un diagnóstico y tampoco establecer la gravedad, siendo muy importante observar los síntomas que la acompañan.

La temperatura normal es de 36° a 37°, pero un alza hasta 37,5° puede ser fisiológica. Si la temperatura es entre 37,5° y 37,9° se dice que el paciente está subfebril.

En general se entiende por fiebre la temperatura mayor a 38° por vía rectal, la que es entre 0,5° y 1° mayor que la axilar.

Temperatura. ¿Cómo tomarla?

Lo más confiable es el termómetro de mercurio,

aunque los termómetros digitales actuales son bastante confiables, más seguros y fáciles de leer. En los niños menores de 2 años se recomienda tomar por vía rectal, es más rápido (1 a 2 minutos versus 3 a 5 de la zona axilar) y fácil, ya que los niños suelen moverse al ponerles el termómetro en la zona axilar.

En niños más grandes el termómetro se coloca en la zona axilar teniendo especial cuidado de que la punta quede ubicada en el centro y que no se mueva.

Por lo general se recomienda tomarla cada 4 a 6 horas o más seguido en caso que el niño esté con escalofríos o más decaído.

SIGNOS DE ALARMA

En menores de tres meses: la fiebre es siempre alarmante y se debe acudir a urgencias, porque a esta edad las infecciones se generalizan muy rápido. En menores de un mes no se esperara a los 38 grados, debe acudir a partir de los 37,5.

En menores de tres años: debe preocuparse cuando

no existen otros síntomas, ni una causa clara que la justifique. En este caso hay que hacer análisis para determinar su origen.

En los niños en general:

hay que preocuparse cuando tengan alguno de los siguientes síntomas:

* Gran irritabilidad o decaimiento.

* Manchas rojas en la piel, que no desaparecen al estirarla (petequias).

* Fuertes dolores de cabeza, rigidez de nuca.

* Vómitos violentos, es decir, arrojados con fuerza.

* Fiebre persistente, esto es, que no desaparece pasados dos o cuatro días.

CUÁNDO ACUDIR

AL MÉDICO

• Fiebre por más de 48 horas.

• Fiebre en menor de 3 meses.

• Fiebre en paciente con patología oncológica.

• Fiebre en paciente con antecedente de cirugía reciente.

• Fiebre sobre 39° que se acompaña de escalofríos, reticulado de la piel y color violáceo de piel o mucosa.

• Fiebre acompañada de cefalea y/o vómitos importantes.

• Fiebre acompañada de compromiso del estado general importante, gran irritabilidad, rechazo alimentario (recibe menos de la mitad), somnolencia.

• Fiebre en pacientes con patología crónica.

Medidas. ¿Cómo bajarla?

Se debe bajar cuando la temperatura es mayor a 38,5° axilar o 39° rectal, salvo en niños que presenten riesgo de convulsiones en los que se intenta bajar desde un inicio. En general los niños toleran bastante bien temperaturas menores a 38,5°.

Es común que cuando está subiendo la temperatura los niños refieran frío ante lo cual los padres los abrigan, lo que sube aún más la temperatura.

Para bajar la temperatura se pueden usar medidas físicas y/o farmacológicas.

Las medidas físicas consisten en desabrigar al niño, ponerle compresas húmedas tibias en tórax, abdomen, zona inguinal y axilar.

Entre los medicamentos, el más usado es el paracetamol ya que tiene menos efectos adversos. Previa consulta con el pediatra, se utiliza una dosis entre 10 a 15 mg/kg, la que puede repetirse hasta cada 6 horas; en niños mayores de 35 kg puede

usarse dosis de adulto, es decir, 500 mg.

En caso de no haber respuesta hay que llamar al pediatra, quien podrá dar otras alternativas.

En general, el uso de estos medicamentos se recomienda sólo cuando el niño presente fiebre.

RECOMENDACIONES

No está demostrado que administrar los medicamentos por vía rectal sea mejor o más rápido, sin embargo, esta vía es especialmente recomendable en niños con vómitos o en aquellos que rechacen los medicamentos por boca.

El niño con fiebre debe mantenerse en reposo en su casa, en un ambiente termoneutral, con poca ropa. Debe recibir alimentos livianos según tolerancia y no forzarlo a comer, lo que sí es importante es que reciba abundante líquido.

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