sábado, 22 de diciembre de 2012

Fisiología del ejercicio El esfuerzo llevado al extremo

Deportes ex­tremos

El atletismo es una de las disciplinas más exi­gentes para los de­por­tistas. Otro de los de­por­tes que conlleva una preparación enor­me es el ci­clis­mo de ruta, es la es­pe­cia­lidad que más es­cán­da­los por do­paje ha te­nido a nivel mundial.

La inmensa mayoría de los deportes conllevan la realización de un es­fuer­zo físico importante que obliga al organismo a poner en marcha diversos mecanismos de adaptación. Para que el sistema muscular pueda trabajar al ritmo que se le impone, las fibras mus­cu­lares necesitan recibir un aporte de oxígeno adecuado, mucho mayor que el requerido en reposo. El or­ga­nismo soluciona este problema gracias a una serie de cambios en el sistema circulatorio descritos a continuación.

Riego sanguíneo a través de los músculos

Un ejercicio muy intenso (co­mo por ejemplo en el boxeo) es el es­ta­do de tensión ma­yor que puede sufrir el sistema cir­cu­la­torio normal. En re­po­so, el flujo de sangre a tra­vés de los músculos es­que­lé­ti­cos varía entre 4 y 7 mi­li­li­tros por cada 100 gramos de músculo. En cambio, durante un ejercicio mus­cu­lar in­ten­sísimo, como la práctica del ci­clis­mo, es­te flujo san­guí­neo pue­de au­men­tar de 12 a 18 veces, e­le­ván­do­se has­ta 50 ó 75 ml por 100 g de músculo. Sin em­bar­go, hay que tener en cuen­ta que el flujo de san­gre en el músculo no es cons­tan­te durante el tiempo que dura el ejer­cicio. Así, durante una contracción muscular el flujo san­guí­neo dis­mi­nu­ye, vol­vien­do a au­men­tar cuando la contracción ter­mi­na. Después de varias con­trac­ciones rítmicas el flujo san­guíneo se man­tiene muy ele­va­do durante un mi­nu­to aproxi­ma­da­men­te y luego va dis­minuyendo poco a poco hasta el valor normal. La causa de la disminución del flujo durante la contracción muscular sostenida en la compresión de los vasos san­guí­neos es por el músculo con­traído.

Durante el reposo sólo están abier­tos de un 12 a un 20 % de los vasos capilares que irrigan los músculos. En cambio, durante un ejercicio agotador se abren todos los ca­pi­la­res que permanecían inactivos, pro­duciendo así un aumento en el flujo sanguíneo. Este aumento del riego sanguíneo probablemente dependa de varios factores que operan todos al mismo tiempo. Uno de los más importantes es la reducción del oxí­geno disuelto en los tejidos mus­cu­lares. Durante la actividad física, el músculo consume rápidamente el oxígeno, como en los 100 metros planos, lo que pro­vo­ca una vasodilatación.

Además del mecanismo descrito, el riego de sangre a través de los músculos está controlado por el sistema nervioso. En efecto, los músculos esqueléticos están pro­vis­tos de unas fibras nerviosas que dilatan los vasos sanguíneos y otras que los contraen. La estimulación máxima de las fibras va­so­di­la­ta­do­ras en los músculos esqueléticos puede aumentar su riego sanguíneo en un 400 por 100. Estas fibras vasodilatadoras son activadas por una vía nerviosa especial que co­mien­za en el cerebro. Cuando la corteza cerebral inicia la actividad muscular, como la fase de ca­len­ta­mien­to de los futbolistas, si­mul­tá­nea­men­te ex­ci­ta las fibras va­so­di­la­ta­do­ras de los músculos ac­ti­vos, y se pro­du­ce in­me­dia­ta­men­te vasodilatación.

Fisiología de la fibra muscular

Si hablamos del deporte desde el punto de vista médico - científico debemos referirnos a la fisiología de la fibra muscular, al movimiento rítmico del músculo, al concepto molecular de la célula denominada miocito que es la parte fundamental de la fibra muscular que forma el tejido del músculo También de­be­mos referirnos a los componentes químicos que requiere el miocito para su normal funcionamiento, co­mo la glucosa para producir energía y movimiento muscular. Debemos estudiar al miocito en reposo, en actividad relativa, en actividad mus­cular de ejercicio físico y en esfuerzo extremo. Esto debe tener una con­secuencia analógica múltiple, de­be­mos también comprender la ca­pa­ci­dad de este tejido muscular para las diferentes actividades de­por­ti­vas, saber sobre la resistencia, la elasticidad, la velocidad, la fuerza y la capacidad de la fibra muscular. Todos estos conceptos presentan una incógnita en el neófito que cree que la fibra muscular responde por igual a todos los deportes, cuestión que no tiene fundamento. Porque la ciencia fisiológica de la fibra mus­cular responde de diferente forma en las disciplinas deportivas. La elasticidad muscular es tan diferente a la resistencia como lo es la ve­lo­cidad a la fuerza, como lo es en el músculo para cada uno de los mo­vimientos, por lo tanto no es lo mis­mo el esfuerzo que se ha­ce para una jugada en el fútbol, que para una carrera de 1.000 metros. ­De­be­mos te­ner en cuen­ta que la fibra mus­cu­lar se clasifica de acuer­do con los re­cep­tores neu­ro­mus­cu­la­res, es­tí­mu­los y res­pues­tas que parten de los cen­tros ner­vio­sos que radican en la corteza cerebral para realizar cual­quier mo­vimiento. Ja­más de­be­mos olvidar que la gené­tica juega un papel pre­pon­de­rante en el tejido muscular, par­ti­cu­lar­men­te en los miocitos, que es aquí don­de se rea­lizan verdaderos cambios químico- fisiológicos para el mo­vi­mien­to de los tejidos mus­cu­lares. Debemos tener en cuenta que estas células requieren de glu­cosa para su ener­gía, de proteínas para el tono y la potencia, de lípidos para conservar la resistencia mus­cular, vitaminas, líquidos, hidratos de car­bono y mi­nerales para el equi­librio fisiológico de la célula que es a lo que debemos prestar atención.

Para entender mejor

Miocito: Es una célula muscular con ca­pa­cidad contráctil en organismos que no tienen desarrollado el tejido muscular.

Neuromuscular: Que tiene que ver con la conexión entre nervios y los músculos que estimulan.

Genética: Del término “Gen”, que pro­vie­ne de la palabra griega Yevoc y sig­ni­fica “raza, generación”. Es el campo de las ciencias biológicas que trata de com­pren­der cómo la herencia biológica es trans­mitida de una generación a la si­guien­te, y cómo se efectúa el desarrollo de las ca­rac­terís­ticas de control.

Lípidos: Son una serie de com­pues­tos que cumplen funciones en los or­ga­nis­mos vivientes, entre ellas la de reserva energética. Son un conjunto de mo­lécu­las orgánicas, la mayoría biomoléculas, compuestas principalmente por carbono e hidrógeno y en menor medida oxígeno, aunque también pueden contener fósforo, azufre y nitrógeno, que tienen como característica principal ser in­so­lu­bles en agua. En el uso coloquial, a los lípidos se les llama incorrectamente gra­sas. A propósito del lenguaje coloquial debería evitarse.

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