miércoles, 28 de agosto de 2013

Hallan que es más improbable que mujeres sufran un infarto

Los sofocos o calores en la mujer, un trastorno caracterizado por la repentina sensación de calor corporal y el aumento de la sudoración, muchas veces acompañados del enrojecimiento de la piel, se asocian fundamentalmente a una menopausia declarada y a sus efectos negativos, pero no siempre es así.

Aunque la mayoría de las féminas esperan que los sofocos lleguen con la menopausia, más de la mitad de ellas podrían empezar a sentirlos antes de que concluya la etapa fértil de su vida, de acuerdo a una encuesta en la que participaron alrededor de 9.000 mujeres de entre 45 y 56 años de edad.

Unas 1.500 participantes en este estudio de la Universidad de Washington (UW) y del Centro de Investigación del Cáncer Fred Hutchinson (ambos en Seattle, Estado Unidos), todavía presentaban ciclos menstruales regulares y no tomaban antibióticos ni terapia de reemplazo hormonal cuando se realizó el cuestionario. Según los resultados, el 55 por ciento de ellas señaló que había sentido un sofoco o una sudoración nocturna en algún momento.

Estos resultados, publicados en la revista Menopause, pueden fomentar que se modifique la mirada médica de los sofocos, según la doctora Susan D. Reed, autora principal de la investigación.

Se sabe que los sofocos y la sudoración intermitente, asociados a la menopausia, ocurren cuando los cambios hormonales que sufre la mujer hacen que los vasos sanguíneos cercanos a la superficie de su piel se distiendan rápidamente y, hasta ahora, se creía que aquellas que tenían los ciclos menstruales regulares, deberían producir suficiente estrógeno como para evitar este trastorno. No obstante, y a la luz de esta encuesta de la UW, la doctora Reed cree que en adelante habría que revisar esa noción.

En este trabajo, se puso de manifiesto que las mujeres hispanas parecen menos propensas a presentar los denominados síntomas vasomotores (VMS, por sus siglas en inglés), ya que los tuvieron el 41,7 por ciento de las participantes de este grupo de población, mientras que entre las participantes blancas no hispanas el porcentaje de quienes tuvieron VMS fue del 58,8 por ciento.

¿Calores cardiosaludables?

Por otra parte, los sofocos y sudores nocturnos en algunos casos podrían relacionarse con un cierto efecto protector, ya que aquellas mujeres que los padecen al inicio de la menopausia podrían tener menos probabilidades de sufrir algunos problemas cardiovasculares, según investigadores estadounidenses.

"Aunque son muy molestos, los sofocos pueden no ser del todo malos", ha explicado la endocrinóloga Emily D. Szmuilowicz, de la Universidad Northwestern, autora principal del estudio, junto con JoAnn Manson, del Brigham and Women's Hospital, y Ellen Seely, de la Escuela de Medicina de Harvard, en EEUU.

"Encontramos que las mujeres que experimentaron estos síntomas cuando comenzó la menopausia tenían menos eventos cardiovasculares que las que experimentaron sofocos en la menopausia tardía o no los tuvieron", ha dicho Szmuilowicz.

"Aunque los sofocos nunca serán agradables, quizás estos resultados los hagan más tolerables", ha señalado Szmuilowicz.

Los hallazgos han surgido de un nuevo análisis de un estudio clínico llamado Women's Health Initiative Observational Study, en el que se analizó la salud de 60.000 mujeres durante 10 años.

La doctora Manson y sus colegas descubrieron que las mujeres que sufrían sofocos o sudores nocturnos en el inicio de la menopausia tenían menos probabilidades de riesgo de muerte y de sufrir un infarto o un ictus: un 17 por ciento menos de riesgo.

SEGÚN AUTORES DE VARIOS ESTUDIOS

Los varones se sofocan cuando no producen testosterona

Los varones, en ciertas circunstancias especiales, también pueden tener accesos repentinos de calor corporal, incluso aunque no se den cuenta de que padecen este síntoma, de acuerdo a una investigación liderada por Laura J. Hanisch y apoyada por el Departamento de Defensa y el Hospital de la Universidad de Pennsylvania (Estados Unidos).

Los autores del estudio, publicado en la revista científica Psychophysiology, identificaron los "golpes de calor" en un grupo de pacientes que ya no producían testosterona por diversos motivos, como por ejemplo haberse sometido a tratamientos para el cáncer de próstata.

Saber que los varones también son susceptibles de padecer calores supone un adelanto para “desarrollar tratamientos seguros que podrían ser una alternativa a las hormonas o a la interrupción de la terapia oncológica”, según los autores del estudio.

Para la doctora Hanisch y su equipo, una de las razones por las que se desconoce la existencia y magnitud de los sofocos masculinos es que, probablemente, los pacientes terminan adaptándose a este problema y le quitan importancia.

Un sofoco es una sensación intensa de calor que aparece de repente. El cuello, la cara y la parte superior se cubren con una incómoda sensación fría y húmeda. Los hombres pueden experimentar sofocos hasta 10 veces al día. Cada uno puede durar desde unos pocos minutos a una hora. Otros síntomas como náuseas, irritabilidad, ansiedad y una frecuencia cardíaca más rápida puede acompañarlos.

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