lunes, 11 de noviembre de 2013

La crioterapia, una técnica efectiva

Como ya han hecho más que popular los miembros de Invernalia en la famosa serie –y libros– de Juego de Tronos, “winter is coming”, es decir, el invierno está llegando, al menos en el hemisferio norte. Los días son más cortos, los cielos más grises y la temperatura más baja –y mucho– en ciertas zonas.

Pero… ¿y si dijéramos que el frío no es tan malo? No, no es un anuncio de calefacción o de alguna tienda de ropa para la colección otoño-invierno, sino una afirmación que viene del mundo de la medicina deportiva y también del de la belleza. Te hablamos de un nuevo tratamiento de moda entre los deportistas: la crioterapia.

Y es que desde hace unos años el frío se está utilizando para tratar ciertas lesiones y mejorar el estado físico general de una persona. Cuando nos levantamos por las mañanas, una de las primeras cosas que hacemos es lavarnos la cara y, si lo hacemos con agua fría, la sensación de que estamos despertando es mayor. Con esta simple premisa nació la crioterapia, una técnica con resultados sorprendentes para todo aquel que se anima a probarla. Uno de ellos es el futbolista Cristiano Ronaldo, que tanto confía en este tratamiento que ha decidido instalar una máquina de crioterapia en su propia casa. Pero no es el único deportista de élite que la usa de manera habitual, ya que, por ejemplo, todos los equipos de la NBA cuentan con una en sus instalaciones, al igual que la selección de Estados Unidos de atletismo, el potente Bayern de Múnich de Pep Guardiola o varios equipos de ciclismo.

En qué consiste la crioterapia

La crioterapia, que también se conoce como criosauna o aerocrioterapia, es, según Jordi Riba, fisioterapeuta experto en crioterapia, “la aplicación de frío con fines terapéuticos”. Por supuesto que no estamos hablando de salir de casa en invierno sin jersey, se trata de un tratamiento que debe ser aplicado por profesionales que controlen la temperatura corporal y la aplicación de frío a través de vapor de nitrógeno para no perjudicar al organismo, así como su idoneidad dependiendo del estado de salud de la persona que decida someterse a ella.

Quien decida meterse en una de estas curiosas cabinas o criocámaras (en las que se puede llegar a estar por debajo de 130 grados bajo cero) podrá utilizarla tanto con fines deportivos como estéticos; y es que es ideal para tratar las lesiones, mejorar la recuperación tras una dura sesión de ejercicio o adecuar mejor el cuerpo para aprovechar mejor el esfuerzo. Además, mejora el estado de la piel, ayuda a quemar grasas y a eliminar toxinas, entre otras cosas, lo que hace que se presente como un tratamiento muy potente dentro del mundo de la medicina deportiva, pero también para mejorar el estado general de cualquier persona.

En qué se basa la crioterapia

El ser humano es un organismo homeotermo o endodermo, es decir, tiene unos mecanismos que mantienen su temperatura corporal dentro de los límites que son adecuados para él, independientemente de la temperatura ambiental. En este sentido, Jordi Riba indica que la temperatura normal para un adulto oscila entre los 36,5 ºC y los 37,5 ºC, aunque la temperatura orgánica de una persona varía, en condiciones normales, debido a “su sexo, forma de vida sedentaria o activa, ingestión y hora de toma de alimentos o líquidos, momento del día y, en el caso de las mujeres, en la fase del ciclo menstrual en la que se encuentran”.

Para conseguir un equilibrio de temperatura, lo que se conoce como balance calórico o flujo calórico, el organismo efectúa, en condiciones normales, pequeñas reacciones, como puede ser la necesidad de cambiarnos de ropa o, de forma ya fisiológica, a través del sudor o de una tiritona (Temblor producido por el frío del ambiente o al iniciarse la fiebre)

Cuando el ambiente tiene una mayor temperatura que la del interior del organismo, todo el sistema trata de disminuir ese exceso de temperatura generando vapor de agua, produciendo vaso-dilatación de ambos sistemas vasculares (profundo y superficial) y eliminando esa agua a través de la piel en forma de sudor.

Sin embargo, el cuerpo actúa de otra manera cuando el ambiente es más frío que el organismo y, precisamente, en ello se basa la crioterapia. La parte más interna del cuerpo reacciona de una forma mayor, mientras que el sistema periférico sufre una vaso-constricción para evitar que ese calor generado de manera interna se escape por la piel. En ese momento tenemos piel de gallina, lo que técnicamente se conoce como piloerección, pero, si no se consigue regular, se llega a la tiritona, en la que se vasoconstriñen todos los sistemas vasculares.

La crioterapia lo que hace es alterar esos mecanismos termorreguladores del organismo, ya que produce pilo-erección, pero sin llegar a la tiritona. Consigue cerrar el sistema vascular periférico, mientras que el central sufre una apertura sub-máxima que genera una enorme circulación sanguínea que alcanza todos los niveles celulares y mecanismos de nutrición metabólica (hipernutrición metabólica).



BENEFICIOS Y APLICACIONES

La crioterapia consigue una serie de reacciones químicas dentro de nuestro organismo, que favorecen la alimentación celular, así como un aumento y una mejora de la circulación sanguínea. Estos son algunos de sus beneficios:

• Hace trabajar el músculo cardíaco aumentando sus volúmenes, sobre todo, de llenado diastólico, pero no su frecuencia cardíaca.

• Favorece la acción de la insulina mejorando los niveles de azúcar simple en sangre. Además, aumenta la correcta secreción de enzimas pancreáticos, como la insulina, o hepáticos, como las transaminasas.

• Ayuda a la circulación de sustancias gástricas y, por tanto, a su digestión estomacal, así como a la evacuación de las heces a nivel del intestino grueso. También mejora la musculatura intestinal.

• Favorece la absorción de sustancias alimenticias en el intestino delgado, así como la absorción de vitaminas tipo B a nivel intestinal.

• Mejora la circulación y el tránsito de las sustancias del sistema porta, con lo que el organismo consigue eliminar mejor sustancias tóxicas acumuladas en los tejidos blandos como los músculos, los tendones o las articulaciones.

Debido a sus numerosos beneficios, la crioterapia puede tener diversas aplicaciones tanto en el mundo del deporte como en el de la estética:

Crioterapia para deportistas

Por lo tanto, la crioterapia está indicada para muchas personas, aunque quizá una de sus aplicaciones estrella sea en el mundo de la medicina deportiva. Esto es así porque ayuda a tratar lesiones deportivas de diferente índole, ya que está indicado para microrroturas fibrilares, tendinitis, tendinosis, sobrecargas musculares, etcétera.

Además, el hecho de que mejore el músculo cardíaco, la circulación sanguínea o la eliminación de sustancias nocivas hace que el deportista pueda aumentar sus marcas y optimizar su esfuerzo tanto en los entrenamientos como en las competiciones.

En el caso de los deportistas, la crioterapia también es muy útil tras una intensa sesión de ejercicio, puesto que, además de favorecer la recuperación muscular, mitiga, por ejemplo, los golpes o las agujetas.

Crioterapia como tratamiento estético

Como tratamiento estético, la crioterapia tiene, en palabras de Jordi Riba, fisioterapeuta experto en crioterapia, “efectos sobre la piel y el pelo casi inmediatos, al eliminar por este medio la gran mayoría de toxinas del organismo”, por lo que está indicado para tratar alteraciones dérmicas como la psoriasis, la dermatitis atópica, eccemas, piel cetrina, celulitis…

Además, a partir del minuto y medio de aplicación, el paciente deja de quemar azúcar simple y empieza a quemar grasa, por lo que también es efectivo para adelgazar. Sin embargo, es importante no confundir la crioterapia con la criolipolisis, un tratamiento estético no invasivo que ayuda a eliminar grasa mediante la aplicación externa de frío a través de una placa que enfría las células grasas y facilita su descomposición y posterior eliminación.

Contraindicaciones de la crioterapia

No obstante, la crioterapia también tiene contraindicaciones y es que no todo el mundo puede lanzarse a probarla. Jordi Riba, explica a este respecto que “esta técnica es esencialmente un acelerador del metabolismo”, así que todas aquellas personas que sufran patologías en las que el organismo (bien sea por causa congénita o secundaria) no sea capaz de mantener los mecanismos de compensación vasculares no deberán realizar esta técnica sanitaria.

Por lo tanto, quedan descartados para la crioterapia pacientes que han sufrido un infarto de miocardio, cualquier patología vascular grave o severa, que tengan antecedentes de tromboembolismo o que sufran el síndrome de Raynaud (alergia al frío).

Asimismo, las mujeres embarazadas no deben someterse a una crioterapia.



Cómo es una sesión de crioterapia

Si conocemos los beneficios de la crioterapia, puede que nos animemos a probarla. Sin embargo, no todas las personas son aptas para ella y, por lo tanto, el primer paso es una entrevista personal con el paciente en la que se explicarán los antecedentes de enfermedades para valorar si procede aplicarse esta terapia.

El paciente acudirá al centro en ayunas de más de tres horas y el especialista realizará una breve revisión del estado de sus constantes vitales para comprobar que todo está bien en ese momento. Es momento de desnudarse completamente y abrigarse con un albornoz hasta introducirse en la cabina. Una vez dentro, el paciente sólo llevará puesto unos calcetines especiales con tres capas de forro polar.

La sesión dura unos 3-4 minutos y, durante este tiempo, el paciente es sometido a chorros de vapor de nitrógeno que puede llegar a 200 grados bajo cero. Por supuesto, el cuerpo no tiene una sensación de temperatura tan extrema, ya que, si fuera así, sería imposible aguantar una sesión.

El vapor de nitrógeno es aplicado desde los pies en forma ascendente, aunque la cabeza y los hombros siempre permanecen fuera de la máquina para que no se resequen las vías respiratorias. Durante estos minutos, el paciente debe ir moviéndose en forma circular y de manera extremadamente lenta.

Cuando termina la sesión, el paciente vuelve a abrigarse con el albornoz y se toma una infusión para favorecer la diuresis de la gran cantidad de toxinas que se han generado tras este tratamiento. Y es que para favorecer la eliminación de todos estos residuos se debe seguir una correcta disciplina hidratante y nutricional, de la que te asesorarán también en el propio centro, si fuera necesario.

El precio de la sesión de crioterapia ronda los 80-100 euros, aunque existen bonos y clínicas que ofrecen la primera sesión con un importante descuento para que el paciente pruebe experimentar este tratamiento.

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