jueves, 8 de enero de 2015

La necesidad de utilizar lentes

Es fundamental consultar a un oftalmólogo para evaluar la vista del pequeño. Esto permite detectar la presencia de un defecto visual y empezar un tratamiento precoz. Toma en cuenta que algunas anomalías pueden ser corregidas si son diagnosticadas a tiempo. Generalmente, se aconseja ir cuando tiene 9 meses de edad. Luego, se debe volver a los 3 años. En el momento del aprendizaje de la lectura, los especialistas preconizan una visita anual de control. Asimismo, si tu hijo bizquea, frunce frecuentemente sus cejas y se frota los ojos, debes pedir consejos a un profesional, ya que puede sufrir problemas oculares.

Los lentes permiten corregir los defectos de la vista causados por la deformación de la córnea. Existen tres tipos principales de problemas oculares que perturban la visión y pueden ser mejorados con el uso de anteojos. Se trata de la hipermetropía (dificultad para ver de cerca), la miopía (impedimento para distinguir objetos lejanos) y astigmatismo (vista general deformada). Cada una de estas anomalías necesita cristales distintos, los cuales son prescritos por el oftalmólogo. Luego, se debe acudir a una óptica para que los fabriquen y poder elegir la montura.

4 Consejos para su correcta elecciÓn

MONTURA

En el momento de comprar anteojos para un niño, es indispensable elegir una montura que le guste porque sino, es probable que no quiera utilizarlos. Además, los lentes no deben ejercer presiones excesivas en la nariz y orejas del pequeño. Es primordial que se adapten a la morfología de su rostro. Puedes pedir consejos a tu óptico, pero siempre tomando en cuenta la opinión del infante.

CRISTALES

Los pequeños suelen ser torpes y en muchas ocasiones se caen sus anteojos, los cuales se pueden romper. Para evitar esto, opta por elegir cristales orgánicos, ya que son fabricados en un material muy ligero y casi irrompible. Asimismo, es importante asegurarse que tengan una protección contra los rayos ultravioletas porque los ojos de los niños son muy sensibles. De hecho, el cristalino de los menores de 12 años es afectado por el 75 por ciento de estos rayos, lo que puede provocar daños irreversibles.

De 0 a 6 AÑOS

Para los niños menores a 6 años, debes comprar una montura en plástico. Así, el infante puede manipularla sin ningún peligro. Además, estos anteojos suelen ser livianos y no aprietan las sienes. Por otro lado, asegúrate que los lentes se posicionen de manera adecuada sobre su nariz. Generalmente, los padres son los que eligen la montura de sus hijos, ya que éstos son muy pequeños. Pero es fundamental que opten por algo que sea atractivo para los mismos.

MAYORES A 6 AÑOS

A partir de los 6 años de edad, los niños intervienen mucho más en la elección de sus anteojos. Intenta orientarles hacia una montura en plástico, ya que los lentes metálicos tienden a romperse rápidamente y a ser más pesados. Además, pueden dañar sus ojos en casos de caídas. Se sugiere elegir monturas en metal recién a los 9 años de edad. Si tu hijo no se contenta con ningún modelo disponible en la óptica, no dudes en visitar otras tiendas.


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