domingo, 7 de junio de 2015

Anemia ferropénica

Aunque la prevalencia de anemia ferropénica ha disminuido recientemente, la carencia de hierro aún es la principal causa de anemia en todo el mundo. La anemia ferropénica afecta considerablemente las vidas de los niños pequeños y las mujeres premenopáusicas, tanto en los países de escasos recursos como en los desarrollados.

El hierro es esencial para las funciones biológicas, entre ellas la respiración, la producción de energía, la síntesis de ADN y la proliferación celular. La ferropenia es la disminución de los depósitos de hierro que precede a la anemia ferropénica.

La anemia ferropénica es un trastorno más grave, en el que los bajos niveles de hierro se asocian con anemia y con glóbulos rojos “microcíticos hipocrómicos”. En los países en desarrollo, la carencia de hierro y la anemia ferropénica se producen por alimentación insuficiente, pérdida de sangre debida a colonización por parásitos intestinales o ambas. Paradójicamente, pareciera más difícil disminuir la prevalencia de la anemia ferropénica en los países de mayores recursos que en los más pobres. Un motivo de esta aparente paradoja es la gran frecuencia de carencia de hierro en las poblaciones que envejecen.

La pobreza y la desnutrición son causas de anemia en los países en desarrollo, especialmente niños y mujeres embarazadas. Además, la alimentación a base de cereales disminuye la biodisponibilidad del hierro porque los fitatos de los granos forman con el hierro un complejo poco absorbible. Otras causas comunes en los países en desarrollo son la anquilostomiasis y la esquistosomiasis, que causan pérdida de sangre crónica. Las dietas vegetarianas estrictas, la malabsorción y las menstruaciones abundantes son causas de anemia ferropénica en países desarrollados.

Los pacientes con anemia ferropénica deben recibir hierro. Es necesario tener cuidado en zonas donde el paludismo es endémico, porque administrar hierro puede anular los efectos protectores de la carencia de hierro o aumentar la susceptibilidad a las infecciones. El sulfato de hierro es el preparado más empleado; el gluconato y el fumarato de hierro también son eficaces.

La dosis diaria recomendada para adultos es de 100 - 200 mg de hierro elemental y para niños 3 – 6 mg per kilo de peso de un preparado líquido; para ambos grupos se debe administrar en dosis divididas lejos de las comidas.

El agregado de vitamina C puede mejorar la absorción. Los valores de hemoglobina se recuperan rápidamente, pero se necesitan 3 - 6 meses de tratamiento para reponer los depósitos de hierro y normalizar la concentración plasmática de ferritina.

* Artículo de intramed.net sugerido por el Dr. Joel Gutiérrez

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