lunes, 18 de julio de 2016

Crisis hipertensiva

Las crisis hipertensivas (CH) ocurren cuando la presión arterial presenta elevación de la cifra sistólica >210 mmHg o diastólica >120 mmHg. Se dividen en: emergencias y urgencias. La presencia de daño, establecido o en evolución, a órgano blanco neurológico, renal o cardiovascular caracteriza a las emergencias hipertensivas.

Las urgencias hipertensivas se caracterizan por elevación de cifras tensionales a valor diagnóstico de CH sin daño a órgano blanco. Las crisis hipertensivas son desencadenadas por un incremento súbito de las resistencias vasculares sistémicas mediado por sustancias con acción vasoconstrictora. El daño vascular produce depósito de plaquetas y de fibrina, el cual ocasiona pérdida de la función de autorregulación del vaso sanguíneo. Esto acentúa la isquemia y ocasiona mayor liberación de vasoconstrictores, perpetuando un mecanismo de círculo vicioso.

Las principales causas de crisis hipertensiva pueden resumirse así:

• Descontrol agudo de hipertensión esencial crónica (causa más frecuente)
• Suspensión súbita de antihipertensivos.

El objetivo inicial de la evaluación de un paciente con sospecha de CH es establecer, medir si se trata de una emergencia o de una urgencia hipertensiva. Esta distinción tiene utilidad clínica invaluable.

El primer paso que debe dar el médico es utilizar una adecuada técnica de medición de la presión arterial.

El examen del fondo del ojo es indispensable para detectar retinopatía hipertensiva y la presencia o ausencia de papiledema. En todos los pacientes debe realizarse una exploración neurológica dirigida.

Emergencia hipertensiva
Estos pacientes requieren la reducción inmediata de la presión arterial a valores que eviten la progresión del daño del órgano afectado, sin ponerlos en riesgo de daño isquémico por reducción rápida y no controlada.

Un objetivo seguro es la reducción del 25% de la presión arterial (PA) media, o mantener la presión diastólica entre 100 y 110 mmHg, objetivo que debe obtenerse en minutos, debido a la gravedad de la situación clínica, el manejo debe ser en una unidad de cuidados intensivos, y se debe emprender; iniciar a la brevedad posible la monitorización invasiva de la presión arterial.

Hay muchos medicamentos disponibles para la emergencia hipertensiva; se caracterizan por su administración intravenosa, rapidez de acción, vida media corta y fácil titulación de la dosis. La elección de un fármaco en particular depende del diagnóstico definitivo de la emergencia, del conocimiento de interacciones medicamentosas, de la eficacia y de las vías de eliminación.

Urgencia hipertensiva
La mayoría de estos enfermos no requiere medicamentos intravenosos y el tratamiento preferente es con antihipertensivos por vía oral. Al igual que con la emergencia hipertensiva, se debe evitar la disminución abrupta de las cifras tensionales.

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