martes, 6 de septiembre de 2016

La lepra, el mal de los tiempos bíblicos que aún es satanizado



La lepra se la conoce desde los tiempos bíblicos, incluso antes, y aunque esta enfermedad dejó de ser un problema de salud pública en Bolivia, todavía se reportan casos. Tarija no está exenta de ello, y los pacientes con este mal viven temerosos del rechazo social y la estigmatización. La “satanización” de esta enfermedad, que viene de siglos pasados, también sigue presente.

Así lo considera el dermatólogo Fernando Navarro, quien escribió un libro sobre esta patología en base al contexto tarijeño, el cual lleva por título “Normas y procedimientos para el control y vigilancia de la lepra”.
Para el galeno todavía falta interés para informar y educar a la población, como así también entrenar al personal de salud para que identifique casos de lepra oportunamente.
“En pleno siglo XXI se escucha a los políticos decir que ´lo trataron como a un leproso´, eso tiene que desaparecer, falta conocimiento y comprensión, tanto de la enfermedad como el paciente-dijo-. Incluso el personal de salud le teme a la lepra como a una enfermedad altamente contagiosa, pero no lo es”.
En ese sentido, explicó que el 95 por ciento de las personas que permanecen cerca de un enfermo no se contagia. Esto también dependerá del estado inmunológico de la persona.
Según los datos del Servicio Departamental de Salud (Sedes), el año 2015 cerró la gestión con cuatro casos. En lo que va del 2016 se reportó un caso sospechoso en Villa Montes, todavía se realiza el análisis de laboratorio.
La incidencia se mantiene en las provincias Arce, Méndez y Gran Chaco, sin dejar de lado a los pacientes que se encontraron en los pasados años en Uriondo y Cercado. En Bolivia está presente en los nueve departamentos, a excepción de Oruro y Potosí.
Para detectar y diagnosticar esa enfermedad se tiene que ingresar a lugares inaccesibles, ya que los individuos que lo poseen deciden aislarse o automarginarse. Porque esa patología ocasiona deformidades y discapacidades, además de que la población en algunas ocasiones los discrimina.
El responsable del Programa Lepra del Sedes, Jorge Urzagaste, reconoció que el personal no sale a los lugares alejados, y una de las condicionantes son los recursos. Sin embargo, dijo que emitieron una circular a las 11 redes de salud para que identifiquen pacientes con ese mal.
Para Navarro, lo ideal es que todo el personal, desde un director hasta el portero, conozca cómo es la enfermedad y cómo se la puede detectar para tratarla o derivarla a un especialista si está “muy” avanzada.

Tratamiento
La lepra es una enfermedad curable cuando se la diagnostica a tiempo, siempre y cuando se le aplique un tratamiento oportuno que, según Urzagaste, dura entre seis a nueve meses, y se tiene una norma nacional que seguir, y los medicamentos son gratuitos.
Navarro indicó que, de lo contrario, si se dejase avanzar ese mal, el paciente no morirá por lepra, sino que hay algo catastrófico: es la segunda enfermedad en el mundo que genera más discapacidades, como: ceguera, obstrucción en las vías respiratorias, daña el hígado y, cuando los nervios son afectados se altera la circulación, los huesos se empiezan a disolver y desparecen, se acortan los pies y las manos.
De ahí la importancia de trabajar en la búsqueda de pacientes con lepra, y que la gente acuda a un centro de salud si tuviese síntomas.

Síntomas de ese mal se manifiestan lentamente

El paciente con lepra puede permanecer asintomático hasta diez años, luego en la primera fase se tiene aparición de manchas blancas en las zonas frías del cuerpo, como nalgas, espalda, extremidades y la cara. Cuando se complica, las personas afectadas se vuelven insensibles de la piel, el bello se cae, las heridas permanecen secas y no se curan. En ese caso los médicos recomiendan acudir inmediatamente a un dermatólogo.

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