viernes, 28 de octubre de 2016

Las cicatrices más rebeldes



Seguramente alguna vez hayas oído: “Eso es de una mala cicatrización”. Ese abultamiento rosado o amoratado en tu piel parece no mejorar con el paso de los años. Esa cicatriz “fea” se llama queloide y estas son sus características.

“Los queloides solo los conoce quien los sufre. Hasta en los médicos hay mucho desconocimiento”, señala el doctor Miguel Sánchez Viera, director del Instituto Dermatológico Integral de España, que define el queloide como una “cicatriz que ha respondido de forma anómala”

Colágeno sin control

El dermátologo explica cómo se forman estas cicatrices y en qué momento aparece el queloide.

En el proceso de curación, nuestra piel tiene unos mecanismos para cerrar la herida. Entre esos mecanismos está el de la formación de colágeno para cicatrizar. Ese colágeno lo componen unas células que se llaman fibroblastos, dentro de nuestra piel, en la dermis. En el queloide, esos fibroblastos reaccionan de forma anómala y crean sin control mucho más colágeno que no está correctamente formado.

“Es como un tumor, las células están fuera de control. Responden como si hubiese una herida abierta y continuamente forman cicatriz”, especifica el doctor Sánchez Viera.

No todos los procesos anómalos de cicatrización culminan en el queloide, muchos se quedan en una fase anterior y dan lugar a las cicatrices hipertróficas. En estas, esa cicatrización fuera de lo normal dura habitualmente unos meses y luego poco a poco se va autolimitando y muriendo esa respuesta. El resultado final es una cicatriz más grande, según el director del Insituto Dermatológico Integral.

El doctor Jesús Sánchez Martín, dermatólogo y cirujano plástico, apunta: “La gente suele llamar queloide a cualquier cicatriz poco estética, pero la mayoría se corresponden con cicatrices hipertróficas o cicatrices dehiscentes. El queloide es bastante menos frecuente que estas últimas”.

Genes, edad y sexo

“El queloide es difícil de prevenir, puesto que hay factores anatómicos, genéticos y raciales implicados en su aparición. No depende, por tanto, de la técnica quirúrgica, ni de los cuidados postoperatorios”, revela el cirujano plástico.

La genética, como en tantas y tantas enfermedades y dolencias, es el factor fundamental para Sánchez Viera. “Hay personas que nunca hacen queloides y hay personas que en el 80% de sus heridas sí”, añade el experto. Además, en las personas de color es todavía más frecuente.

¿Tienen los queloides lugares del cuerpo preferidos para emerger? “Sí, en zonas muy cerca del hueso donde la piel está en tensión. En la cara y en la tripa es poco frecuente”, indica Sánchez Viera.

El sexo y la edad también son influyentes, siendo en las mujeres muy típica la aparición de queloides en el escote y los hombros y el colectivo de personas jóvenes el más vulnerable. “Se cree que es porque la respuesta de las células tiene más vitalidad cuando somos jóvenes”, resalta el dermatólogo.



LA COMBINACIÓN DE VARIAS TÉCNICAS

Los queloides responden mal a los tratamientos por lo que es conveniente combinar diferentes en varias sesiones. “Consigues controlarlos y más del 50% lo curas”, determina Sánchez Viera, quien recomienda no operarlos porque estimula su crecimiento. El doctor apunta tres tipos de tratamientos:

Productos derivados de la silicona, polímeros: Hay polímeros que aplicados en forma de tiritas o de cremas mejoran la formación de cicatrices. Muchas veces se aplican de forma preventiva. No es la solución definitiva pero es una ayuda. En los queloides es un apoyo y muchas veces resuelve las cicatrices hipertróficas si las coges a tiempo.

Terapia intralesionar: Medicamentos que se inyectan dentro del queloide. Hay sustancias efectivas como los derivados de la cortisona. Es eficaz en las primeras fases y si el queloide no es muy severo. Otro grupo son los fármacos antiproliferativos, inhiben la proliferación de células que se multiplican rápidamente.

Láseres: Los queloides son rojizos o amoratados por los vasos sanguíneos, tienen metabolismo alto. Hay algunos láseres que tratan la proliferación de los vasos. Al ir cerrando esos vasos les quitas oxígeno y no dejas que las células se multipliquen. “Los láseres vasculares combinados con las inyecciones intralesionar son la herramienta más eficaz para los queloides ahora mismo”, indica el dermatólogo.

Ante las dificultades de su prevención, Sánchez Martín aconseja: “Evitar cirugías innecesarias en pacientes que sepamos que cicatrizan con queloides y, en los casos en los que no se pueda, se puede tratar la cicatriz con corticoides o aplicando parches de gel de silicona, desde el postoperatorio inmediato, para prevenir su aparición”.


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