lunes, 22 de mayo de 2017

Tratamiento médico del asma

Un médico, antes de iniciar un tratamiento en un paciente con asma, primero debe llegar a un diagnóstico lo más certero posible, demostrando que un cuadro clínico caracterizado por tos, sibilancias, opresión y disnea, en forma de síntoma aislado o en cualquier combinación de ellos, en el que domina la variabilidad, presenta desde el punto de vista funcional una obstrucción reversible, una variabilidad de flujo o una hiperreactividad bronquial. Sin embargo, la simple sospecha clínica autoriza a empezar el tratamiento.

El segundo paso consiste en utilizar datos clínicos y de función pulmonar para clasificar al paciente con arreglo a su nivel de gravedad, ya que el tratamiento debe ser ajustado al mismo.

Por último recién instaurar un tratamiento, que actualmente refleja el cambio de concepción de la patogenia, ya que la terapia antiinflamatoria es la que domina el panorama.

La medicación suele clasificarse según su papel en controladores, antiinflamatorios o de mantenimiento, es decir, la que administrada a diario reduce la inflamación y medicación de rescate, broncodilatadora o de alivio, tomada solo cuando se necesite por síntomas derivados del broncoespasmo.

Medicación controladora

Glucocorticoides inhalados

Constituyen el antiinflamatorio de elección en el asma persistente en cualquiera de sus niveles de gravedad. Las actuales guías de tratamiento los introducen cuando existen síntomas pese al uso regular de glucocorticoides inhalados. Para los médicos, son útiles como medicación de rescate.

Glucocorticoides sistémicos

Su mecanismo de acción es similar al de los inhalados, aunque por vía sistémica pueden alcanzar un número mayor de dianas terapéuticas. Su papel como medicación de control queda restringido al asma persistente grave, una vez agotadas otras posibilidades de medicación.

Los antagonistas de los receptores de los leucotrienos constituyen la única novedad de los últimos años.

Teofilinas

Actualmente, solo están recomendados los preparados de liberación sostenida, con efecto broncodilatador menor que los agonistas beta-2 de acción prolongada, como una de las opciones de tercera línea en el asma persistente grave.

Medicación de rescate

Agonistas beta-2 de acción rápida

Ejercen su acción broncodilatadora relajando el músculo liso de la vía aérea al estimular el receptor beta-2, aumentando así el tono simpático. Principios activos: salbutamol y terbutalina. La vía de administración de elección es la inhalada, ya que por ella tienen efecto comparable a la oral y provocan significativamente menos efectos secundarios.

Anticolinérgicos

Bloquean el efecto de la acetil-colina que liberan las terminaciones colinérgicas de la vía aérea induciendo broncodilatación al disminuir el tono vagal.

Tratamiento escalonado

Al emplear una clasificación basada en la gravedad, cada paciente es colocado en un escalón determinado al que corresponde un tratamiento. Además, permite valorar con facilidad la respuesta al mismo y, al ser dinámica, variarlo con arreglo a la respuesta obtenida. Cada paciente debe ser colocado en el escalón más grave del que cumpla al menos un criterio.

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