El 60 por ciento de los casos de tuberculosis en el departamento de La Paz se encuentra en la región de los Yungas, informó el Servicio Departamental de Salud (Sedes) La Paz.
El jefe de la Unidad de Epidemiología del Sedes, René Barrientos, afirmó que el mayor número de casos de enfermedad se generan en los municipios considerados “de mayor riesgo”, como Caranavi, Tipuani, Palos Blancos y Guanay, y en aquellos donde existen problemas transmisibles, como Chulumani, Irupana y Yanacachi.
Hasta septiembre de 2010 se registraron 989 casos de tuberculosis y, en 2009, hubo otros 1.444. De estos últimos, 82 fallecieron.
Barrientos aseguró que la tuberculosis estaba en fase de control, pero ahora está reemergiendo nuevamente por dos factores principales: la coinfección VIH-tuberculosis y por la pobreza.
Según el epidemiólogo, esta situación se agrava debido a varios factores. Por ejemplo, la constante migración hacia las zonas tropicales, que deriva en que sean más afectados los hombres jóvenes en edad económicamente productiva, que representan casi al 75 por ciento de la población con este mal.
También reflexionó en que la tuberculosis es un indicador de la pobreza de la región y que, mientras no se supere esta situación, no se podrá mejorar los índices de incidencia.
A todo ello, se suma el rechazo que presentan algunas personas a los fármacos antituberculosos. “Muchos de los pacientes en tratamiento tuvieron reacciones adversas a fármacos. Otra razón es que muchos pacientes han abandonado el tratamiento y otros han tenido dificultades en la dosificación. Es una serie de factores que influyen para que haya pacientes multidrogorresistentes, a los cuales los fármacos de primera línea ya no les hace efecto”.
Explicó que a estos enfermos se debe administrar, por lo tanto, medicamentos de segunda línea, que son mucho más caros, ya que el costo del tratamiento alcanza a 2.000 dólares, y que el programa contra la tuberculosis carece de estos fármacos para dárselos.
Un paciente diagnosticado con este mal por primera vez debe someterse a un tratamiento sostenido durante seis meses, aproximadamente. En cambio, una persona que generó resistencia, ya sea porque no terminó su tratamiento de primera línea, porque tiene otros males que empeoran su situación o porque no pudo acceder al tratamiento completo, ahora deberá completar un tratamiento con medicamentos de segunda línea, que consumirá entre 12 y 18 meses.
Una de las complicaciones adicionales reside en que las reacciones adversas para estos pacientes son mucho mayores.
El mal que no cede
El Sedes afirma que, pese a que el programa contra la tuberculosis trabajó por cinco años, la enfermedad no se redujo.
Por ejemplo, en Tipuani, 300 de cada 100.000 personas presentaban el mal entonces, pero ahora son 500.
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