El periodista de BBC Michael Blastland escribe: “rico, no fumador, que come verduras, que ve la televisión tres horas al día, que pasa un cuarto de hora al día en la cinta de correr... y uso un sombrero verde”.
“Pues, a pesar del sombrero —le dice el experto a quien le consulta— me complace decirle que tiene un 98,2% de chance de no morir antes de cumplir 86 años de edad”.
Una escena no muy realista. Todavía. Pero estudios como el anteriormente mencionado y otro que también salió a la luz esta semana —que vincula ver la televisión con morir de forma prematura— muestran cómo los científicos están poco a poco asociando hábitos con índices de mortalidad para calcular lo que nos depara.
Las noticias llegan a cuentagotas, pero, ¿qué tal si pudiéramos juntar todas estas investigaciones? ¿Será posible personalizar estos cálculos, producir un estudio que diga cuándo va a morir cada uno?
Algo así ya existe en el sitio en internet “Entendiendo la incertidumbre”, donde, introduciendo unos hábitos —como cuánto fuma, bebe, la dieta que lleva— se puede ver cómo eso afecta las posibilidades de vivir hasta ciertas edades.
Así es que entre menos clics haga en comportamientos saludables, la “curva de la supervivencia” se torna más empinada y la caída al fondo, más cercana. La pregunta es si alguien de verdad querrá saberlo.
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