Poco o casi nada se sabe del agua de mar, aparte de que sirve para bañarnos en verano, hacer competiciones deportivas o pescar, pero nadie dijo nunca que el agua de mar curaba todos los males del hombre hasta que apareció un sabio francés llamado René Quinton, (1867 1925). Tenemos mucha información sobre las terapias naturales, pero ninguna información sobre la terapia marina. ¿Pero acaso el agua de mar no es un medio natural?, Tanto lo es que de él dimana toda clase de vida vegetal, animal y humana. El Medio Marino es el ecosistema más importante de la tierra, que recibe de él su nombre de Planeta Azul. Sólo por su masa térmica (de calor o temperatura) y el poder calorífico de conducir y propagar el calor del agua constituye el volante de inercia, o sea de poder mover y modificar el estado de reposo del agua del Planeta.
Sin él las noches serían polares, los días un horno y la vida imposible. Es un elemento vital que asegura la conservación de nuestro medio en unos límites tolerables para la vida.
El porqué de la terapia marina. ¿Por qué cura el agua de mar?
Para que podamos comprender por qué el agua de mar cura, nos servirá de gran ayuda el recordar algunas conexiones que tiene el agua de mar con nuestro medio interno, es decir con todos los líquidos corporales que están en nuestro organismo, pero no como si estuvieran encerrados en un compartimiento estanco, sino distribuidos por todo el organismo, y que también detallaremos más adelante.
La primera conexión sería cuando la vida apareció en el mar, estando la Tierra totalmente cubierta por las aguas, a una temperatura cercana a los 44º C. y en unas condiciones físicas y químicas favorables para ello, surgió la vida por medio de un ser unicelular, que después pasó al estado pluricelular elaborando un sistema circulatorio constituido simplemente por agua de mar, no de sangre.
Al cabo de cientos de millones de años de evolución, este ser pluricelular, se convirtió en un ser compuesto por 100 billones de células que es de lo que se compone actualmente nuestro organismo, y cada una de estas células en su interior efectúa más de 10.000 reacciones bioquímicas por segundo, algo que escapa a la mayor computadora del mundo, y que nos da una idea del potencial de vida y de auto reparación que poseemos. Una prueba de ello es que todos los días se nos muere un billón de células, que son repuestas al día siguiente, especialmente cuando dormimos.
Es pues, aceptado universalmente que del agua de mar surgió la primera célula. La célula madre que dio origen a todos los seres vivos que hoy habitamos en la Tierra. Esa célula contenía en el ADN de su núcleo la sabiduría que ha ido transmitiendo a sus descendientes por medio de la información que tenía, y que sigue permaneciendo constante en el “sin tiempo” como testimonio del protagonismo de la biología en el origen de la vida. La biología según el Dr. Vlés (1997) no es otra cosa que la ciencia del agua.
En un momento de la evolución, cierta clase de animales marinos se vieron obligados a emigrar a la tierra por desecación de su medio acuático, llevándose consigo en su medio interno su porción de agua de mar, y esta agua se ha ido heredando generación tras generación hasta llegar a nuestros días. Es decir que esa agua de mar también la hemos heredado todos los organismos vivos y permanece en nuestro medio interno.
Por eso es que cada uno de nosotros lleva en sus venas un fluido salado que combina el sodio, el potasio y el calcio, en una proporción casi igual a la del agua de mar, y por eso es, que las lágrimas, las secreciones de la nariz, nuestro sudor, la orina y hasta nuestra propia sangre tienen un sabor salado.
Los minerales del mar, igual a los de nuestro medio interno.
De los 111 elementos químicos de la tabla periódica del ruso Mendelyev (1834) contenidos en el mar hasta ahora descubiertos, más los que quedan por descubrir, y que también están en nuestro medio interno, sólo el sodio y el cloro suman el 84 % de los mismos. El azufre, el magnesio, el potasio y el calcio, agrupados son el 14 % y el resto de elementos que suman el 2% se encuentran en estado infinitesimal, que es como la célula los necesita, tan pequeñas que son de 10 menos a las 18, y aquí es donde raya con lo que se considera la homeopatía.
Otra de las propiedades del agua de mar es que es un disolvente, antibiótico y bactericida.
Así lo confirmó clínicamente el Dr. Georges la Fargué diciendo que el agua de mar es el mayor disolvente natural que tiene nuestro Planeta. Disuelve variedad de sólidos, líquidos y gases. Es antibiótico y bactericida hasta 72 horas después de haberla cogido. Prohíbe la proliferación bacteriana, eliminando las bacterias nocivas, y respetando las bacterias buenas. Algo que no pueden hacer los antibióticos químico farmacéuticos que matan indiscriminadamente a las células malas y también las buenas especialmente a la bacteria que habita en todas nuestras células produciendo la energía del ATP (adenosintrifosfato) que son el 90 % de la energía que necesitamos para la vida, que se llaman mitocondrias, y sin las cuales no es posible la vida.
Por eso los enfermos de cáncer y sida quedan como quedan, los que quedan.
Por si fuera poco el agua de mar es un nutriente: René Quinton fue quien difundió todos sus propiedades y leyes que explican como el agua de mar es un nutriente, pues entre los elementos esenciales para la constitución de los carbohidratos, las grasas y las proteínas, imprescindibles para la vida de los organismos, se encuentran el hidrógeno, nitrógeno, oxígeno, magnesio, manganeso, sodio, potasio, calcio, hierro, fósforo, flúor, sílice y yodo.
En cuanto a las vitaminas y minerales, si al organismo le faltan las vitaminas, todos sabemos que los minerales se pueden absorber, pero si le faltan los minerales, las vitaminas no se absorben. De aquí la importancia del plasma marino (agua de mar) que contiene todos los minerales de la tabla periódica de Mendelyev, en la forma de macro y micro nutrimentos infinitesimales (trazas) que permitirán la absorción de las vitaminas imprescindibles en los procesos enzimáticos de la célula. Es decir: la absorción de minerales marinos por la biocenosis del fitoplancton y el zooplancton, restituyéndolos en forma de sales orgánicas, demuestra la biodisponibilidad de estas últimas. René Quinton estaba en lo cierto al titular su obra El agua de mar, un medio orgánico.
La biodisponibilidad del agua de mar resuelve gran número de los problemas relacionados con el uso de los elementos traza que aparecen en concentraciones menores de 10 menos a las 18.
Los elementos trazas comercializados en forma de diversas sales gluconato, pidolato, orotato, etc. utilizan una técnica industrial a base de “ligands” (una especie de cemento) para resolver el problema de la asimilación orgánica.
La barrera de la mucosa intestinal se verá sometida a un desequilibrio de los distintos sistemas de las proteínas portadoras.
Con el uso, en nutrición y terapéutica, del agua de mar natural no existen los riesgos antes mencionados. No hay problemas de ligaduras (ligands) para conseguir el paso de la barrera mucosa intestinal.
No hay comentarios:
Publicar un comentario