La Fundación Nacional de Ayuda Contra el Cáncer (FUNACC), con sede en Cochabamba, es un claro ejemplo de ello. Esta institución legalmente establecida desde su creación hace 14 años, ayuda incansablemente a pacientes de escasos recursos con cáncer, sin importar la edad. Más de 300 pacientes han sido beneficiados por esta Fundación que además de conseguir recursos para que ellos puedan pagar los tratamientos de quimioterapia, ha conseguido tres salas en el Hospital Viedma y otra en el Maternológico Germán Urquidi para que los enfermos puedan ahí recibir sus tratamientos.
Si bien detrás de esta gran labor son varias personas las que han trabajado, una mujer ha entregado todo su tiempo y dedicación a ello. Latty Ugrinovic, fundadora del FUNACC, es la figura más importante detrás de esta gran obra.
“Trabajaba en el Hospital Oncológico y ahí llegaba mucha gente con cáncer que no tenía recursos para el tratamiento. Vi la necesidad de mucha gente y pedí que se los apoye, pero la verdad que iba a dejar al Hospital en quiebra por tanta ayuda que les pedía”, cuenta Ugrinovic.
Fue así que de la mano de un médico ecuatoriano, Jefe de Radioterapia del Oncológico, tomó la decisión de crear una Fundación con personería jurídica que en principio contaba con 60 voluntarios y que tuviera como misión principal conseguir ayuda económica a pacientes sin recursos.
CÓMO RECIBIR APOYO
Los miembros de la Fundación se reúnen todos los miércoles a partir de las 18:30 en la iglesia del Hospicio en un espacio cedido por el Padre Martín para ese fin. Ahí reciben a gente que requiere ayuda de la institución.
El procedimiento que debe seguir la persona que padece de la enfermedad para recibir ayuda consiste en acudir al día de reunión con un informe médico y social del Hospital Viedma y una fotografía.
“Las colas a veces dan vuelta la 25 de mayo y no podemos negar ayuda cuando están enfermos. Muchas veces ya no contamos con fondos o remedios pero nos ingeniamos como sea para conseguir ayuda y poder atenderlos a todos”, dice Doña Latty.
En estos 14 años de servicio, la FUNACC ha ayudado a mucha gente y aunque no todos han sobrevivido muchos de los que sí han superado la enfermedad, son ahora voluntarios de esta institución que no escatima esfuerzos a la hora de dar apoyo.
“Es muy triste porque vemos que cuando están enfermos, a veces hasta sus familias los abandonan. Muchas veces el esposo deja a la mujer enferma con sus hijos y ha sucedido que cuando no sobreviven a la enfermedad, es Latty la que inclusive ha ayudado a estos niños huérfanos a encontrar un hogar o un lugar donde ir”, dice Patricia Ávila, voluntaria activa de la Fundación.
Por otro lado, si bien FUNACC sólo tiene base en Cochabamba, igualmente recibe gente de otras ciudades y provincias del país.
UNA APUESTA DIFÍCIL
FUNACC cuenta con la colaboración de varias distribuidoras de medicamentos que conocen a Doña Latty. Así es que se consiguen descuentos en remedios y gozan de facilidades de pago. Por otro lado, la Fundación contó desde el principio y por varios años con el apoyo de la Fundación San Luis, pero lamentablemente desde hace un tiempo ya no recibe más esta ayuda, por lo que actualmente no cuenta con un apoyo económico concreto. Sin embargo, este año gracias a una gran iniciativa recibirán ayuda de los colegios participantes en el concurso intercolegial “El y Ella”, que están realizando actividades para recaudar fondos para la FUNACC y los estudiantes están visitando el Hospital Viedma. Este hecho los ayudará a sensibilizarse y conocer de cerca una realidad a veces desconocida por ellos.
“Lamentablemente la Fundación San Luis nos cortó la ayuda y debemos buscarla en otros lados, por ello es que tuvimos un receso de tres meses, pero ahora estamos volviendo a atender gracias a la ayuda de Patricia Ávila, mi mano derecha, que nos ayuda inclusive a conseguir fondos”, afirma Doña Latty.
Otro gran reto que se afronta es la falta de voluntarios activos. La Fundación hoy en día sólo cuenta con 18 voluntarios; pese a ello, y gracias a estas dos mujeres que trabajan incansablemente, FUNACC consigue salir adelante.
“Toda ayuda es grande. Recibimos desde ropa, pañales, etc. Cualquier cosa, porque la verdad es una realidad muy dura. Muchos de los pacientes, sobre todo niños, no tienen nada”, dice Ávila.
Esperamos que la gente se sensibilice con esta noble causa y brinde su apoyo, ya sea como voluntario o consiguiendo recursos económicos para que esta Fundación pueda seguir ayudando a enfermos con cáncer.
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