Brown, de 47 años, un ex VIH positivo oriundo de Seattle (Washington, noroeste), saltó a la fama tras someterse a una novedosa técnica para tratar una leucemia con células madre de un donante resistente al VIH y desde entonces no presenta rastros del virus.
Desde 2007, Brown recibió dos transplantes de médula ósea de alto riesgo y sigue dando negativo en la prueba del VIH, impresionando a los investigadores y ofreciendo prometedoras perspectivas sobre cómo la terapia genética puede llevar a la cura de la enfermedad.
"Yo soy la prueba viviente de que podría haber una cura para el sida", dijo Brown durante una entrevista. "Es maravilloso estar curado del VIH".
Brown se veía frágil al reunirse con periodistas en Washington durante la XIX Conferencia Internacional del Sida, la mayor reunión mundial sobre la pandemia, que se celebra esta semana en la capital estadounidense.
El trasplante de médula ósea que recibió supone importantes riesgos y puede ser fatal en uno de cada cinco pacientes. Pero Brown dijo que lo único que padece es algún dolor de cabeza ocasional.
También dijo ser consciente de que su condición ha generado cierta controversia, pero negó las afirmaciones de algunos científicos que creen que todavía puede tener restos de VIH en el cuerpo y que puede contagiar a otros.
"Sí, estoy curado", dijo. "Soy VIH negativo".
Brown afirmó apoyar plenamente los esfuerzos para hallar una cura universal de la enfermedad, y dijo que se reunió con varios científicos de alto nivel en los últimos días, que lo trataron "como a una estrella de rock."
Ahora espera aprovechar parte de esa fama para alentar donanciones para financiar más estudios, y señaló que Europa y China gastan mucho más en investigación para una cura del sida que Estados Unidos.
"Hay miles de científicos muy capaces que no pueden obtener financiación para investigar, así que quiero cambiar eso. Y hay una gran cantidad de investigadores que estén dispuestos a trabajar para encontrar una cura del VIH".
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