Esa es la conclusión de un estudio con casi 5.000 participantes llevado a cabo en Estados Unidos.
En la investigación de 20 años, los científicos encontraron que los que habían usado aspirina durante diez años o más mostraron dos veces más riesgo de desarrollar degeneración macular vinculada a la edad que quienes no usaban la medicina.
La enfermedad afecta la mácula, la parte del ojo que permite a la persona ver los detalles finos y puede conducir gradualmente a ceguera. No existe una cura o una terapia para restaurarla.
En años recientes los estudios han mostrado que la aspirina puede tener efectos protectores contra varias enfermedades.
Se piensa que sus propiedades antiinflamatorias previenen infartos y otros eventos vasculares, y se usa para aliviar el dolor y la inflamación causadas por la artritis.
Algunos estudios también han sugerido que el fármaco puede proteger contra algunos tipos de cáncer.
Se calcula que sólo en Estados Unidos un 19,3 por ciento de los adultos utiliza aspirina regularmente y su consumo se incrementa con la edad.
En ese país también hay un alta incidencia de degeneración macular asociada a la edad (DMAE). Según la Asociación de Degeneración Macular, unos nueve millones de personas mayores de 40 años sufren del trastorno en Estados Unidos.
Hay dos formas de DMAE: la "seca", en la que la visión lentamente se vuelve borrosa y que se presenta en la mayoría de los pacientes.
Y la forma "húmeda", en la que se desarrollan nuevos vasos sanguíneos bajo la retina provocando un escape de fluido o sangre y que eventualmente conduce a ceguera.
Para investigar la asociación entre aspirina y DMAE, la doctora Bárbara Klein, de la Escuela de Medicina y Salud Pública de la Universidad de Wisconsin, Madison, y su equipo utilizaron los datos en un estudio poblacional de enfermedades oculares vinculadas a la edad.
También sometieron a los participantes, que tenían entre 43 y 86 años al inicio del estudio, a pruebas oculares cada cinco años durante un período de dos décadas y se les preguntó si habían usado aspirina durante al menos dos veces a la semana durante más de tres meses.
Después de tomar en cuenta factores como la edad, el sexo y el nivel socioeconómico, los investigadores encontraron que la incidencia de DMAE entre los que habían usado aspirina durante diez años o más fue de 1,8 por ciento y entre los no usuarios, de 1 por ciento .
Todos los casos vinculados al consumo de aspirina eran de la forma "húmeda" de la enfermedad y no se vio el riesgo entre los que usaron el fármaco a corto plazo. Tal como señalan los autores, el estudio muestra "una asociación pequeña pero estadísticamente importante entre el uso regular de aspirina y la incidencia de DMAE neovascular (húmeda)".
Es necesario llevar a cabo estudios más amplios para confirmar las observaciones. "Y si estas se confirman será muy importante definir los mecanismos causales para desarrollar métodos que bloqueen este efecto.
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