Una crisis se provoca cuando la suma de los factores activos superan al umbral de convulsión. De hecho, esos factores pueden resultar del cansancio, de emociones intensas, fiebre, estrés de diversos e intensos tipos (físicos y/o psíquicos) y abuso de excitantes (alcohol y/o drogas). Cuando los factores activos son conocidos, se trata de las “crisis provocadas”.
El umbral de convulsión depende de la maduración y del estado del cerebro. De hecho, varía durante el periodo neonatal y es más bajo que el umbral de los adultos. Por lo tanto, entre los tres meses de vida y los cinco años, las convulsiones debidas a la fiebre son frecuentes.
Sin embargo, las crisis de epilepsia debidas a factores activos conocidos, no corresponden a lo que los médicos llaman “epilepsia”. En realidad, la epilepsia consiste en una afección caracterizada por crisis de epilepsia recurrentes que no pueden ser debidas a factores provocantes. De hecho, puede resultar de lesiones cerebrales, o de factores desconocidos. Las manifestaciones clínicas dependen de la región cerebral afectada.
Para realizar el diagnóstico, el médico se basa en los elementos de la anamnesis del paciente y de sus parientes. La grabación efectuada con un electroencefalograma (EEG) durante una crisis confirma el diagnóstico y caracteriza el tipo de crisis. Sin embargo, los electroencefalogramas normales no excluyen que el paciente presenta una epilepsia. En realidad, las zonas más profundas del cerebro no pueden resaltar en un EEG. Los exámenes de imagen cerebral pueden ayudar a encontrar la causa y la localización de la epilepsia.
Las epilepsias son diversas. Por lo tanto, es necesario realizar una clasificación que se establece según las características clínicas, el substrato anatómico, la etiología de las crisis, y también la edad de aparición. En primer lugar, hay que diferenciar las crisis parciales (o focales) y las crisis generalizadas.
• Las crisis parciales empiezan en una zona focalizada del cerebro. Existen las crisis parciales simples, en las cuales se preserva el nivel de consciencia durante la crisis. En esas, se encuentran las crisis motrices, sensoriales, vegetativas y psíquicas. Del otro lado, en las crisis parciales complejas, se encuentra una pérdida de consciencia, alucinaciones y/o distorsión de las percepciones, y también automatismos.
• Las crisis generalizadas no tienen inicio local y son simétricas en ambos lados. En esas, encontramos las ausencias, las crisis mioclónicas y las tonicoclínicas.
Existen también los diferentes síndromes epilépticos, de los cuales hablaremos en los próximos artículos con más detalle.
(Voluntaria-Bélgica)
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