El mal de Alzheimer es el “precio” que el Homo sapiens debe pagar por su evolución cerebral, según un estudio de científicos españoles y alemanes que abre todo un nuevo campo de investigación sobre esta enfermedad.
Aunque se relaciona este mal con daños celulares en las áreas temporales y frontales del cerebro, la investigación realizada durante los últimos tres años se fija en una fase más temprana de la enfermedad caracterizada por un defecto metabólico centrado en las áreas parietales, donde reside la capacidad cognitiva que diferencia al Homo sapiens del resto de animales.
El mayor cambio en el cerebro en los últimos cinco millones de años se encuentra en el desarrollo de esas áreas que se sitúan en la parte central superior del cerebro.
La consecuencia es una “gran ventaja cognitiva”, aunque tiene “efectos secundarios” porque al estar en el centro del cerebro esta zona es propensa a sufrir elevadas temperaturas, que perjudican al cerebro; también requiere mucha actividad vascular, que puede ir asociada a toxicidad, y mucha energía, por lo que puede registrar problemas de metabolismo.
Es así, que “el motor” cognitivo de “las áreas parietales conlleva también una gran sensibilidad a la neurodegeneración”. En este sentido, los efectos encontrados en las áreas temporales y frontales, asociados al Alzheimer, no son la causa de la enfermedad, sino una de sus consecuencias. Es por ello que la enfermedad no afecta a más especies, porque es una zona exclusiva del Homo sapiens.
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