¿POR QUÉ SE PRODUCE?
Factores intrínsecos: Tienen relación con algunas características específicas de cada persona en relación a su musculatura. Por ejemplo, una pared abdominal hipotónica (solución con baja concentración de soluto) que pudiese generar este problema.
Factores extrínsecos: Son aquellos que están relacionados al tipo de superficie, deporte que se realiza y el calzado que usa el deportista, entre otros.
Por ejemplo los tenistas después de jugar en el Tour ATP de Australia y que llegan al ATP de Santiago, muchos manifiestan pubalgia debido al cambio de superficie, ya que pasan desde una cancha dura, con un mayor coeficiente de fricción entre zapatilla y terreno, a una superficie blanda como la de arcilla, donde la fricción es mucho menor y que les permite un desplazamiento mayor al derrapar. Este cambio de terreno requiere de una readaptación de la musculatura y de la estabilidad, lo que muchas veces no se logra de la mejor manera a causa de la intensidad y frecuencia de los partidos realizados, sin que se le de tiempo al aparato músculo-esquelético a adaptarse al cambio de superficie, según la temporada que se esté iniciando.
EN OTROS DEPORTES
Además del tenis, la pubalgia se puede ver en otros deportes en que también se realizan actividades con aceleraciones, desaceleraciones y cambios de direcciones bruscos como el fútbol, atletismo (triple salto, carreras con obstáculos), ski y en todas aquellas disciplinas en que se debe tratar de mantener la estabilidad, por lo cual se fuerza la musculatura de la región inferior del abdomen y los músculos que estabilizan los muslos hacia el centro del cuerpo, que son los músculos aductores.
LOS SÍNTOMAS
Los pacientes al realizar algún tipo de actividad relacionada con movimientos explosivos, con desaceleraciones bruscas y cambios de dirección, sienten dolor en la parte más inferior del abdomen en relación al pubis o dolor en la cara interna de los muslos en relación a la inserción de la musculatura aductora.
TRATAMIENTO KINÉSICO
Como profilaxis (higiene) se debe mantener una buena flexibilidad, un equilibrio muscular entre musculatura agonista y antagonista y un buen manejo de las cargas y tiempos de descanso.
Una vez presente la patología, el tratamiento consiste en la utilización de fisioterapia para disminuir inflamación, dolor y además se deben realizar ejercicios isométricos de aductores, del recto de abdomen y de la musculatura accesoria.
Además, es fundamental la elongación del tren inferior y la musculatura de espalda baja. En una segunda etapa se recomienda incrementar progresivamente la intensidad de los ejercicios comenzando con aquellos que no tengan impacto (bicicleta, por ejemplo) para luego realizar ejercicios en cancha desde trote a movimientos más deportivos.
La evolución de esta patología es muy variable de una persona a otra por lo que se debe ir cumpliendo objetivos para avanzar en la recuperación.
DIAGNÓSTICO
Una vez obtenida la historia clínica se deben realizar otros estudios, siendo la más eficiente en una primera etapa la ecografía, examen que va a mostrar el proceso inflamatorio de la zona tendinosa y en su inserción.
Con la ayuda de radiografías se puede ver que el hueso, en situaciones más crónicas, tiene características inflamatorias generando algunas pequeñas excresencias óseas en los bordes superior del pubis, hacia la musculatura abdominal, e inferior, hacia la musculatura aductora.
Además se puede recurrir, si fuese necesario, a una resonancia magnética que pudiese demostrar, además de todo este proceso inflamatorio antes descrito por la ecografía, la presencia eventual de edema óseo, otorgándole ribetes de severidad al cuadro.
PREVENCIÓN
La prevención está muy relacionada con los factores extrínsecos, es decir, si la persona va a estar expuesta a un tipo de superficie que se va modificando en el tiempo, se debe ir adaptando en forma progresiva, así como también cuando se modifican las zapatillas.
Además es importante mantener una buena elongación de toda la musculatura, adecuada tonicidad y potencia, lo que va a permitir realizar contracciones y relajaciones de los grupos musculares involucrados en forma coordinada y efectiva.
Por lo tanto, con una correcta preparación física es posible disminuir los riesgos de tener una pubalgia, respetando los tiempos de descanso con un adecuado trabajo regenerativo.
CIRUGÍA
La tenotomía de los aductores se puede hacer percutánea con una pequeña incisión; sin embargo se requiere de anestesia regional (espinal o epidural) y se debe realizar en un pabellón quirúrgico con un paciente monitorizado y manejado en todos sus parámetros para darle la máxima seguridad al procedimiento.
Una vez que el paciente es tratado desde el punto de vista quirúrgico y los tejidos ya han cicatrizado, se inicia un período de rehabilitación progresivo, tratando de elongar y fortalecer la musculatura, la que además ha caído en una hipotrofia, o sea, una disminución de su masa por el desuso que generó el tiempo de reposo.
Una vez que se logre esto, el paciente deberá realizar en forma progresiva aceleraciones, desaceleraciones y cambios de dirección bruscos, modificando las características de las superficies de desplazamiento.
TRATAMIENTO
Tiene que ver con una suspensión momentánea de la actividad física con características de cambios bruscos de dirección, entre otros, porque obviamente eso va a perpetuar los síntomas. Además, hay que utilizar antiinflamatorios y hielo local, realizar kinesiterapia, que debe ser hecha por personas capacitadas para evitar que la lesión caiga en una cierta tendencia a la cronicidad.
Si esto fallase existen otras alternativas como la infiltración con corticoides, infiltración con factores de crecimiento, en el caso que pudiese existir algún desgarro en los tendones y, por último, el tratamiento quirúrgico, que consiste en efectuar una tenotomía de relajación de los tendones para que disminuya la tensión y el cuadro doloroso.
RECUPERACIÓN
El tiempo es variable porque existen pubalgias que ceden con un corto período de reposo y antiinflamatorios, y otras que han logrado detener por más de un año a algún deportista como ocurrió, tiempo atrás, con Marcelo Ríos.
El periodo de recuperación en los casos leves puede ser desde tres a cuatro semanas y en los casos más severos pueden llegar incluso al año, por eso es importante que cuando se manifiestan estos síntomas se consulte en sus inicios y no cuando existe un daño mayor en relación a la zona de inserción de estos tendones en la región del pubis.
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