Varios factores pueden contribuir a su desarrollo:
•La genética. Muchas personas heredan fuertes inclinaciones a la ansiedad de sus padres.
•Traumas infantiles. Ciertos impactos emocionales en la infancia, como el fallecimiento de un padre o algún tipo de abuso, también pueden derivar en la ansiedad.
•Estrés agudo. Una situación de gran estrés, como una crisis familiar o un robo violento, pueden hacer que las personas sean más vulnerables a esta enfermedad.
Muchas de las posibles causas de ansiedad escapan de nuestro control. Ahora bien, existen ciertos comportamientos, en los que sí interviene nuestra voluntad, que también contribuyen al desarrollo de esta enfermedad. Estos son:
•beber mucha cafeína –en tés, café o refrescos;
•tomar algunos tipos de antidepresivos;
•consumir drogas.
Estas son las principales razones por las que padecemos ansiedad. Este es un estado mental que todos atravesamos en algún momento de nuestras vidas, pero cuando se convierte en crónico, exige un tratamiento. Por tanto, si sospechas que la ansiedad se ha tornado en tu estilo de vida, no dudes en pedir ayuda. No te conformes; detrás del miedo y la preocupación constante, la vida te aguarda. .
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