“La epilepsia es un padecimiento crónico caracterizado por uno o varios trastornos neurológicos que deja una predisposición en el cerebro para generar convulsiones recurrentes. Estas crisis son eventos repentinos que provocan agitación en el cuerpo y pueden ir acompañados de pérdida de conciencia provocando caídas peligrosas”, explicó el neurólogo Lucio Valda.
En neurología uno de los padecimientos más frecuentes es precisamente la epilepsia, seguida del dolor de cabeza y la migraña. En el mundo existen cerca de 50 millones de personas que la padecen y que el 80 por ciento están en los países en desarrollo, debido al consumo de alimentos contaminados.
CAUSAS
El especialista afirmó que las causas pueden ser diversas van desde las genéticas pasando por las provocadas en el nacimiento, otras adquiridas por alimentos contaminados y finalmente aquellas que no tienen una explicación clara de su presencia.
“Una de las causas es el daño que sufre el cerebro en diferentes etapas de la vida. Al nacer el bebé, cuando sale por el conducto vaginal puede sufrir una lesión, al igual que cuando recibe un golpe fuerte que produzca hundimiento en la bóveda craneal o fractura en el cráneo. Además de la meningitis y con frecuencia en nuestro país debido a la cisticercosis que es producida por la taenia solium (solitaria)”, aseguró el neurólogo.
La cisticercosis es un problema causado por la ingestión de huevos de la taenia solium que se encuentra en alimentos contaminados. La autoinfección se presenta cuando una persona ya infectada con la solitaria consume los huevos por no lavarse las manos después de una deposición. Entre los factores de riesgo están el consumo de carne de cerdo, frutas y verduras contaminadas con este parásito.
“Una persona portadora de este parásito, por el consumo de alimentos contaminados, hace que ingrese la solitaria por vía digestiva y se absorbe en la sangre a través de los intestinos buscando un lugar para hacer su nido, que por lo general es en el cerebro provocando irritación y una vez que es eliminado se calcifica”, dijo Valda.
Cuando las crisis convulsivas se presentan en personas mayores de 40 a 50 años se debe solicitar un examen de tomografía para descubrir si se trata de algún tipo de tumor cerebral o alguna alteración como un aneurisma que es provocado por una dilatación arterial que no es norma que suceda.
DIAGNÓSTICO
El especialista realiza un diagnóstico minucioso de los antecedentes que tenga la persona que padece esta enfermedad, para lo cual solicita información sobre las características de las crisis epilépticas que tenga y con se siente antes de que comiencen este episodio.
1.- Electroencefalograma.- Es un estudio que muestra el funcionamiento cerebral mediante una máquina que dibuja unas líneas ondulantes. Éstas llegan desde las células hasta el cerebro y dependiendo de esta lectura se determina si existen focos irritativos que produzcan ataques. Sin embargo, esta prueba no siempre muestra que hay epilepsia, porque a veces los cambios eléctricos se producen en zonas muy profundas.
2.- Tomografía computarizada.- Consiste en un aparato que toma una serie de fotografías de los diferentes niveles del cerebro, con las que se puede evidenciar si existe algún bulto, cicatriz, marca o cualquier condición que ocasione estos ataques súbitos.
CRISIS
Existen diferentes tipos de crisis epilépticas que dependen de la activación de las neuronas, situadas en una zona de la corteza terrestre, que pueden tener su origen en traumatismo durante el parto o posnatales, tumores y malformaciones vasculares.
Las crisis parciales o focales con sintomatología elemental pueden indicar una enfermedad primaria, por lo que se debe investigar en estos procesos anormales que expliquen la causa de las convulsiones, tales como la cisticercosis, tumores cerebrales y trauma encéfalocraneano, entre otros, que algunos llaman epilepsia adquirida.
“Las crisis adversivas consisten en movimientos rotatorios de los ojos y cabeza, hacia el lado opuesto, donde está el foco de iniciación y tienen su origen en el lóbulo frontal. Ahora si la lesión es en el lóbulo occipital produce sensaciones visuales de oscuridad y manchas luminosas en movimiento o fijas”, explicó el neurólogo.
Pero las crisis más peligrosas son las generalizadas, que vienen acompañadas de convulsiones es con movimiento de cuatro extremidades con sacudidas con pérdida de conocimiento y del control de los esfínteres durante unos minutos.
“Muchas de las crisis son fulminantes sin advertencia alguna y el paciente pierde la conciencia, el aire es forzado a salir bruscamente, a través de las cuerdas vocales produciéndose un grito, el paciente cae al suelo y su cuerpo se pone rígido, también puede morderse la lengua para ello es necesario poner algo para proteger los dientes y la lengua”, dijo Valda.
En los niños se pueden presentar las denominadas crisis de ausencia. Al estar realizando sus tareas, repentinamente, dejan de hacerla por unos segundos y no responden, fijan la mirada y no hablan, luego continúan si notar el episodio ocurrido, ante esta actitud los padres piensan que el niño sólo estaba distraído.
TRATAMIENTO
El tratamiento para este padecimiento es de largo plazo y, de acuerdo con el tipo de crisis que se presente, se aplicará la dosificación correspondiente de la edantina y carbamazepìna. Existen entre 8 a 10 medicamentos modernos que son de segunda línea y muy caros, por esta razón se prefiere utilizar aquellos que son más conocidos.
“Cuando existe un cuadro rebelde, que no responde a los medicamentos conocidos opto por combinar dos y en casos muy raros hasta tres. Dependiendo de cada caso, en dos años se puede reducir la dosificación que es muy alta y en muy raros casos hasta retirarla, pero con la autorización del médico y no en forma arbitraria”, específicó el especialista.
De acuerdo con la campaña realizada hace algunas semanas, el neurólogo pudo detectar población con este padecimiento que venía con un diagnóstico previo y buscaban una nueva forma de tratar su padecimiento. Muchos tenías cuadros de epilepsia refractarios, porque no había seguido su tratamiento a cabalidad.
“Tengo un lema que siempre les repito a todos los que padecen esta enfermedad: se pueden olvidar de comer, dormir, ducharse, pero no se pueden olvidar de tomar su medicamento, porque una dosis que se olvide puede provocar una crisis mortal. Muchos pacientes, al sentirse bien, dejan de tomarla y las consecuencias son una crisis con un aturdimiento y dolor de cabeza intenso”, finalizó el especialista.
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