Distancia: La distancia entre los ojos y la pantalla debe ser de entre 50 y 70 centímetros. Los papeles y el teclado también deben ubicarse a esa distancia.
Altura: Los ojos enfocan con mayor comodidad cuando se dirigen hacia abajo. Trabajar con el monitor más alto que la cabeza es nocivo visualmente y acarrea problemas cervicales ya que nos obliga a llevar el cuello hacia atrás para ubicar mejor los ojos dentro de la órbita.
Radiaciones: Las pantallas de los monitores no emiten radiaciones que puedan dañar la salud. Una serie de estudios han concluido que todos los modelos comerciales ensamblados apropiadamente emiten muy poca radiación ultravioleta. Esta pequeña radiación puede ser evitada utilizando filtros o lentes especiales.
Color: Las pantallas que superan los dos colores no son recomendadas, ya que provocan mayor cansancio visual. Las pantallas de un solo color (monocromáticas) son las menos cansadoras. Además, los especialistas recomiendan utilizar letras negras sobre pantallas de fondo blanco. El color de fondo más aconsejado es el blanco, y luego el verde, el azul y el ámbar.
Iluminación: Ninguna luz debe reflejarse en el monitor. La intensidad lumínica ambiente debe ser mayor que la de la pantalla, pero solo lo necesario como para permitir la lectura de papeles. Una mayor intensidad ocasionaría dificultades de adaptación visual. La proporción debe ser de tres veces más luz ambiente que en la pantalla.
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