La piel de las personas mayores es extremadamente frágil. Debe mantenerse siempre limpia, seca e hidratada, especialmente si se trata de enfermos crónicos o ancianos que, por diversas circunstancias, permanecen postrados en cama. Su inspección cuidadosa es muy importante y debe convertirse en una rutina diaria. En ocasiones, las personas mayores que han estado inmovilizadas por largo tiempo presentan llagas o úlceras por presión. Se trata de lesiones producidas en la piel y partes blandas cuando se mantienen comprimidas durante un tiempo prolongado entre una prominencia ósea y una superficie dura. El principal factor de riesgo es la inmovilidad y puede desencadenar trombosis, fracturas y demencias muy avanzadas, otro de los factores es la deficiencia del estado nutricional, como delgadez, deshidratación, anemia, u obesidad, entre otras, así como alteraciones en la circulación y la incontinencia de esfínteres.
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