Según los científicos, estos cambios sutiles en el color de la piel, con una gama de color no detectable por el ojo humano, pueden significar que en el pasado, este enrojecimiento facial de las mujeres fuera una señal involuntaria de fertilidad óptica pero que, con el paso de la evolución, mostrar físicamente signos de máxima fertilidad no resultó ser algo beneficioso y la ovulación se hizo menos visible conforme pasaron las generaciones.
“Habíamos pensado que el color de la piel facial podía ser una señal hacia el exterior para anunciar la ovulación, como lo es en otros primates, pero este estudio muestra que el enrojecimiento facial no es lo que los hombres ven, aunque podría ser una pequeña pieza de un rompecabezas mucho más grande”, explica Hannah Rowland, coautora del estudio.
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