Es una infección que se contagia de una persona a otra, también por el contacto con animales domésticos infectados (perro, gato, conejo, etc.) y por objetos contaminados con el hongo, como las superficies de los parques, piscinas, gimnasios y duchas
Más del 80 por ciento de los niños y adolescentes han tenido alguna vez pie de atleta, un problema —como se ve— muy frecuente en todo el mundo. Afecta predominantemente a los adolescentes y adultos jóvenes, casi siempre varones y deportistas que utilizan calzado cerrado, aunque también se presenta entre las mujeres y a cualquier edad.
La tiña del pie, tinea pedis o pie de atleta es una infección micótica superficial que se localiza en las plantas de los pies, los espacios interdigitales (entre los dedos) y los bordes del pie, explica a ECOS el dermatólogo pediatra Roberto Pilco Luque, del Hospital del Niño de Sucre.
Los hongos son microorganismos que conviven con los humanos y se encuentran en el suelo, animales domésticos y otras personas infectadas, pero hay ciertos factores que influyen para que estos dañen a la piel.
Los niños, por su gran actividad, practican mucho deporte, están bastante tiempo en el agua, intercambian camisetas húmedas y transpiran. Esos son los factores que influyen para la aparición de esta enfermedad.
El 98 por ciento de los casos de pie de atleta se origina en los hongos dermatofitos, que viven en ambientes cálidos y húmedos. El resto se produce por otros hongos.
Contagio
El pie de atleta es una infección que se contagia de una persona a otra, también por el contacto con animales domésticos infectados (perro, gato, conejo, etc.) y por objetos contaminados con el hongo, como las superficies de los parques, piscinas, gimnasios y duchas.
También puede deberse al uso de un calzado muy oclusivo (cerrado), como zapatillas de deporte o botas que no dejan respirar al pie.
Síntomas
Algunos pacientes pueden permanecer sin síntomas o presentar únicamente un mal olor, pero otros exhibir escamas blancas, enrojecimiento, prurito (picor) constante, fisuras y maceración de los espacios interdigitales (el espacio entre los dedos), o brotes de vesículas, ampollas, úlceras, engrosamiento de la piel e infección secundaria, principalmente en pacientes diabéticos.
Diagnóstico
Es importante que un profesional de la Medicina, ojalá un dermatólogo, sea el que diagnostique correctamente si se trata de pie de atleta, ya que los mismos síntomas podrían corresponder a otra afección y un diagnóstico equivocado implicaría seguir un tratamiento erróneo que agravaría el problema.
“Muchas veces es necesario realizar un estudio micológico directo, bajo microscopio y un cultivo microbiológico para precisar el agente infeccioso”, explica el doctor Pilco, formado en el Hospital del Niño “Ricardo Gutiérrez” y el Hospital “Ramos Mejía” de Buenos Aires, Argentina, con una rotación en Brasil.
Complicaciones
Esta enfermedad del pie se puede complicar por una sobreinfección bacteriana (celulitis o erisipela), especialmente en pacientes con insuficiencia venosa, edema crónico y osteomielitis (extremo que exige la amputación en pacientes diabéticos). También se pueden observar otras reacciones alérgicas, según el experto consultado por ECOS.
Tratamiento
El pie de atleta se trata con un antimicótico (sustancia que tiene la capacidad de evitar el crecimiento de algunos tipos de hongos o incluso de provocar su muerte) por vía tópica (forma de administración de medicamentos sobre la piel o mucosas, el efecto que se consigue es local) ya sea en polvo, spray o en crema.
“Es importante que el tratamiento continúe una o dos semanas después de la desaparición de la infección. Aunque los síntomas se hayan manifestado solo en un pie, es primordial aplicar el tratamiento en los dos, pues es muy probable que el otro también se encuentre infectado”, previene el doctor Pilco.
Los pacientes inmunodeprimidos o con problemas metabólicos (como los diabéticos) son más susceptibles a padecer infecciones bacterianas, celulitis y osteomielitis. En ambos casos, se debe asociar un tratamiento antibiótico sistémico.
No obstante, el pie de atleta tiene un pronóstico favorable, aunque se puede encontrar un gran rango de lesiones, desde leves, moderadas y graves. Esto implica que la infección puede durar poco o mucho tiempo, prolongándose el tratamiento en algunos casos.
A quienes son propensos a sufrir recaídas con los hongos en los pies se les recomienda usar talcos y tomar precauciones para evitar que sus pies toquen objetos o el suelo, que luego pueden ser tocados o pisados por otras personas. Así se impedirá la transmisión de la infección por hongos.
Talcos
Los talcos pueden ayudar en algo, según los componentes que tengan, por ejemplo un antimicótico especial. Sin este medicamento, el aporte del talco es muy pobre, porque solo se limita a secar en algo la humedad de la piel, sin cumplir una función de prevención.
Algunos pacientes pueden permanecer sin síntomas o presentar únicamente un mal olor, pero otros exhibir escamas blancas, enrojecimiento, picor constante, fisuras y maceración entre los dedos o brotes de vesículas, ampollas, úlceras, engrosamiento de la piel e infección secundaria, principalmente en pacientes diabéticos
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