“Un total de 18,7 millones de niños menores de un año no han recibido la vacuna contra la difteria que recomendamos”, señaló el responsable del departamento de vacunación de la OMS, Philippe Duclos.
La organización declaró su preocupación por la corriente de resistencia a las vacunas, uno de los obstáculos para que se alcancen los objetivos de inmunización pese a que hay disponibilidad de vacunas.
No existe un perfil de clase social, origen nacional o étnico que rechace más que otro las vacunas, ya que -según aseguró Duclos- un alto nivel de educación no significa una aceptación automática de las vacunas.
Tampoco dependen del nivel socioeconómico del país, pues recordó que en el pasado se observaron fuertes corrientes de rechazo en una región de Reino Unido, donde llegó arraigarse la creencia de que ciertas vacunas causaban graves dolencias neurológicas en niños.
Duclos también mencionó el caso más actual de cierto rechazo a la vacuna contra la hepatitis B en Francia, aunque reconoció que no se cuentan con estimaciones sobre el nivel de rechazo existente en éste y otros países.
Duclos explicó que el rechazo a las vacunas puede atribuirse a varios factores, como las creencias basadas en mitos, la desinformación, la desconfianza en los profesionales de salud o en el sistema sanitario, la influencia de los líderes comunitarios, los costes y las barreras geográficas.
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