El trastorno se asocia con varias complicaciones: caídas, dolor, úlceras por presión, infecciones y contracturas, aunque no está claro si estas complicaciones son causadas por la espasticidad o si coexisten en forma independiente.
La espasticidad aumenta las necesidades de atención del paciente y la utilización de los recursos sanitarios mientras que los cuidadores de los pacientes con espasticidad están más propensos a experimentar ansiedad y depresión.
La espasticidad puede ser la manifestación inicial de varias enfermedades neurológicas. La evaluación incluye la historia de la aparición y progresión de síntomas como debilidad, sensibilidad anormal, dolor, y disfunción de la vejiga, el intestino, y sexual. Estos pacientes requieren un examen del tono muscular, la potencia motora y los reflejos y la evaluación cuidadosa del nivel sensorial.
Se asocia a menudo con otros signos y síntomas como: debilidad, malas reacciones posturales y pérdida de la sensibilidad; condiciones que deben buscarse y manejarse. El médico debe buscar los desencadenantes o las causas neurológicas independientes, o ambas cosas, en las personas que presentan un empeoramiento de la espasticidad preexistente.
Desde la ciencia, se define a la espasticidad como la alteración del control sensitivomotor resultante de la lesión de una neurona motora superior (NMS), que se presenta como la activación involuntaria intermitente o sostenida de los músculos.
El síndrome de la NMS puede estar asociado a otros signos clínicos: los aspectos positivos incluyen la hiperreflexia tendinosa, liberación de los reflejos y el reflejo plantar en flexión; las características negativas, la debilidad motora, la lentitud de los movimientos, así como la pérdida de la destreza y del control motor selectivo.
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