Ese alimento en general, se eliminará por el tubo digestivo sin haber sido digerido, con consecuencias negativas para el organismo. No se puede considerar intolerancia alimentaria cuando un alimento provoca digestiones demasiado lentas o no nos sienta muy bien.
Es diferente a una alergia alimentaria, que es cuando el alimento provoca una reacción y sintomatología alérgica y puede hasta dar un shock anafiláctico. Debido a una respuesta del sistema inmune al activar la inmunoglobulina B. Esta reacción es inmediata al estar en contacto con el alimento o aditivo.
Origen
Algunas intolerancias son de origen genético y otras son adquiridas. Muchas veces son crónicas, aunque en algunos casos desaparecen espontáneamente, sobre todo en los niños cuando crecen.
Es muy importante detectar precozmente las intolerancias alimentarias en niños y bebés, ya que algunos trastornos son congénitos. Y pueden provocar la mala absorción de nutrientes, provocando carencias alimenticias y fallos en el crecimiento y el desarrollo correcto infantil.
Es por ello que se debe observar las diferentes reacciones del niño o el bebé a alimentos que puedan ser sospechosos de intolerancias, como diarreas, dolores excesivos de tripa, eczemas y picores, pérdida de peso, malestar y lloros continuos. Si su niño o niña presenta algún síntoma de los que se enumeran en el recuadro, es recomendable consultar con un especialista.
SÍNTOMAS
Respiratorios
• Moqueo o congestión nasal
• Estornudos
• Asma (dificultad para respirar)
• Tos
• Sibilancia
• Trastornos respiratorios
Cutáneos
• Inflamación de labios, boca, lengua, cara y/o la garganta (angioedema)
• Urticaria
• Erupciones o enrojecimiento
• Picazón (prurito)
• Eczema
Gastrointestinales
• Dolor abdominal
• Diarrea
• Náuseas
• Vómitos
• Cólicos
• Hinchazón
Sistémicos
• Shock anafiláctico (shock generalizado grave)
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