Desayunar como rey, almorzar como príncipe y cenar como mendigo, es un viejo consejo de salud que en pleno siglo XXI es casi imposible de cumplir. Entre llegar a tiempo al trabajo y alistar a los hijos para ir al colegio, las mañanas son una maratón en la que una mesa con desayuno continental no tiene cabida. De esa forma, por falta de planificación más que de tiempo, la pirámide invertida para gozar de buena figura y salud muchas veces se invierte.
Pero es tiempo de organizarse. Una guía publicada por la Asociación Estadounidense del Corazón revela que planificar las comidas con anticipación y desayunar todos los días reduce el riesgo de sufrir enfermedades cardiovasculares, obesidad y diabetes.
Aunque la importancia de la primera comida no es algo nuevo, el informe muestra cifras alarmantes: las personas que habitualmente se saltan el desayuno tienen un 27% más de probabilidades de sufrir un ataque al corazón y un 18% más de padecer accidentes cerebrovasculares.
Las conclusiones del estudio señalan que consumir más calorías al comienzo del día y comer menos de noche disminuye el riesgo de tener un infarto, un accidente cerebrovascular u otras complicaciones cardiacas y vasculares, según publica la revista Scientific American.
Se altera el reloj interno
"Es importante tener en cuenta cuándo comemos y qué comemos", dijo Marie-Pierre St-Onge, investigadora del Centro Médico de la Universidad de Columbia (Nueva York, Estados Unidos) y responsable del equipo que redactó la guía en cuestión.
Al saltarse el desayuno, el horario de las comidas cambia y altera el reloj interno del organismo, lo que aumenta la propensión a la obesidad, la malnutrición, la diabetes o la glucosa en sangre elevada.
La nueva guía de la Asociación Estadounidense del Corazón promueve el hábito del desayuno, además de llevar una dieta saludable rica en verduras y frutas, granos integrales, productos lácteos descremados, pollo y pescado. Comer bien, explican los autores del estudio, también quiere decir reducir el consumo de carnes rojas, sal y productos con azúcar agregada.
Desayuno de campeones
La primera comida del día debe ser rica en vitaminas y minerales pero baja en grasas.
Aunque los requisitos nutricionales varían en cada persona, los especialistas recomiedan incluir al menos una pieza de verdura, algo de cereales o carbohidratos (como una tostada) y un vaso de leche o yogur, que aportará calcio y proteínas de buena calidad. También puedes incluir frutos secos o semillas, como chía o sésamo, que son ricas en Omega 3 y dejar de lado los productos altos en grasas, como tocino, frituras o masitas
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