David Pomarino Guillén (33) es un boliviano que, después de salir bachiller de la Unidad Educativa del Ejército de La Paz, partió a Alemania para estudiar fisioterapia. Quince años después él descubrió la cura para una enfermedad que provoca que los niños caminen de puntas y que ahora es conocida como el “mal de Pomarino”.
“Cuando me fui a Alemania estudié fisioterapia, terminé la carrera el año 2000 y, a partir de ese momento, empecé la especialización con niños en ‘biomecanic’ y construcción de productos de ortopedia técnica. Además, soy especialista en diagnóstico de niños con problemas físicos y problemas de caminar”, contó Pomarino a La Razón el jueves 18, en La Paz, en un alto a sus vacaciones. Hoy él volverá a Alemania.
Las especializaciones en su profesión las realizó en Hamburgo y Munich, Alemania, y en Suiza. “Escogí la especialización con niños porque los adultos tienen la historia muy larga, en cambio la de los niños es más corta y es más fácil corregirlas y mientras se trabaje antes en los niños, es más fácil corregir los males que podrían tener de mayores”, dijo.
Actualmente Pomarino vive en Alemania y es dueño del Centro de Investigación Científica y Desarrollo de Ortopedia Técnica y de Traumatología de Niños en Alemania, que está reconocido por el Ministerio de Salud de ese país y por la Sociedad de Investigación Alemana.
Junto a él trabajan 24 personas que tratan a niños que tienen problemas al caminar. Recordó que cuando empezó a trabajar en el centro estaba sólo y luego consiguió el apoyo de otros cuatro colegas. “Tener un capital de 58 euros (unos 79 dólares) para iniciar una investigación no es fácil, pero lo logré”, indicó el especialista.
En la región en la que vive hay algunos niños que caminan de puntillas, esa es una enfermedad que antes de que Pomarino la investigue, la clasifique y halle la cura, era conocida sólo como la de “caminar con puntillas del pie”.
Este mal se manifiesta a los tres meses de que el niño empieza a caminar. Está clasificada en tres tipos, de las que sólo una tiene cura completa.
“Investigué sobre esta enfermedad un año después de que salí de la Universidad. Era un mal que nadie podía curar e inventé una plantilla especial que la patentamos y que se llama la ‘Plantilla Pirámide de Pomarino’, que ahora es la forma estándar de terapia de esta enfermedad”, indicó.
Después de trabajar muchos años con las plantillas, como parte de un tratamiento para el mal, la enfermedad fue clasificada en tres tipos. “Descubrimos clínicamente cuáles son los niños que se van a quedar con el problema y cuáles no. Como soy el primero en el mundo, estamos en el proceso de que se reconozca con mi nombre, como el mal de Pomarino”, dijo el especialista.
El galeno explicó que la enfermedad tipo uno es la que está vinculada con una deformación morfológica; el tipo dos, es genética, es decir que alguien de la familia tuvo el mal; y el tipo tres que es el más común, se presenta como una manifestación nerviosa, es decir cuando el niño está estresado o cuando sufre cambios relevantes en su diario vivir.
Según Pomarino, en el transcurso de estos años se han realizado 29 publicaciones de pediatría en Alemania que reconocen a esta enfermedad con el nombre de Pomarino. Se tiene previsto que este año salgan ocho ediciones más.
Desde hace ocho años, el profesional atendió a alrededor de 5.800 niños con este mal en Alemania.
Según los datos estadísticos que arrojan los estudios que ha realizado Pomarino, cinco de cada 100 niños padecen esta enfermedad. El 60 por ciento corresponde a varones y el resto, es decir 40 por ciento, a las mujeres, aunque aún no se conoce las causas exactas por las que afecta más al sexo masculino.
Pomarino afirmó que antes de conocerse la cura para la enfermedad, se operaban a uno de cada tres niños que tenían al mal; actualmente, las cifras se han reducido y se opera a uno de cada 800 niños.
Es más, el galeno afirmó que el diagnóstico antes era costoso y tomaba mucho, tiempo. Los médicos realizaban a los pacientes tomografías, exámenes de sangre, de orina e incluso encefalogramas. Actualmente se requieren de seis minutos para saber qué enfermedad es y a cuál de los tres tipos pertenece.
El tratamiento para esta enfermedad es determinada de acuerdo al grado y al tipo de organismo del niño.
La enfermedad puede tratarse tan sólo usando una plantilla. Si con ese método el mal no ha cedido, se puede optar por el uso de una férula más inyecciones de botox, que sirven para fortalecer el músculo involucrado.
Pomarino afirma que el 93 por ciento de los niños que padece esa enfermedad puede corregir su mal sólo con el uso de las plantillas; el cinco por ciento se corregiría usando la plantilla más la férula y el dos por ciento, si se añade al tratamiento anterior las inyecciones de botox, las mismas que se deben aplicar al paciente una vez cada tres meses, por el lapso de un año entero.
“Cuando me fui a Alemania estudié fisioterapia, terminé la carrera el año 2000 y, a partir de ese momento, empecé la especialización con niños en ‘biomecanic’ y construcción de productos de ortopedia técnica. Además, soy especialista en diagnóstico de niños con problemas físicos y problemas de caminar”, contó Pomarino a La Razón el jueves 18, en La Paz, en un alto a sus vacaciones. Hoy él volverá a Alemania.
Las especializaciones en su profesión las realizó en Hamburgo y Munich, Alemania, y en Suiza. “Escogí la especialización con niños porque los adultos tienen la historia muy larga, en cambio la de los niños es más corta y es más fácil corregirlas y mientras se trabaje antes en los niños, es más fácil corregir los males que podrían tener de mayores”, dijo.
Actualmente Pomarino vive en Alemania y es dueño del Centro de Investigación Científica y Desarrollo de Ortopedia Técnica y de Traumatología de Niños en Alemania, que está reconocido por el Ministerio de Salud de ese país y por la Sociedad de Investigación Alemana.
Junto a él trabajan 24 personas que tratan a niños que tienen problemas al caminar. Recordó que cuando empezó a trabajar en el centro estaba sólo y luego consiguió el apoyo de otros cuatro colegas. “Tener un capital de 58 euros (unos 79 dólares) para iniciar una investigación no es fácil, pero lo logré”, indicó el especialista.
En la región en la que vive hay algunos niños que caminan de puntillas, esa es una enfermedad que antes de que Pomarino la investigue, la clasifique y halle la cura, era conocida sólo como la de “caminar con puntillas del pie”.
Este mal se manifiesta a los tres meses de que el niño empieza a caminar. Está clasificada en tres tipos, de las que sólo una tiene cura completa.
“Investigué sobre esta enfermedad un año después de que salí de la Universidad. Era un mal que nadie podía curar e inventé una plantilla especial que la patentamos y que se llama la ‘Plantilla Pirámide de Pomarino’, que ahora es la forma estándar de terapia de esta enfermedad”, indicó.
Después de trabajar muchos años con las plantillas, como parte de un tratamiento para el mal, la enfermedad fue clasificada en tres tipos. “Descubrimos clínicamente cuáles son los niños que se van a quedar con el problema y cuáles no. Como soy el primero en el mundo, estamos en el proceso de que se reconozca con mi nombre, como el mal de Pomarino”, dijo el especialista.
El galeno explicó que la enfermedad tipo uno es la que está vinculada con una deformación morfológica; el tipo dos, es genética, es decir que alguien de la familia tuvo el mal; y el tipo tres que es el más común, se presenta como una manifestación nerviosa, es decir cuando el niño está estresado o cuando sufre cambios relevantes en su diario vivir.
Según Pomarino, en el transcurso de estos años se han realizado 29 publicaciones de pediatría en Alemania que reconocen a esta enfermedad con el nombre de Pomarino. Se tiene previsto que este año salgan ocho ediciones más.
Desde hace ocho años, el profesional atendió a alrededor de 5.800 niños con este mal en Alemania.
Según los datos estadísticos que arrojan los estudios que ha realizado Pomarino, cinco de cada 100 niños padecen esta enfermedad. El 60 por ciento corresponde a varones y el resto, es decir 40 por ciento, a las mujeres, aunque aún no se conoce las causas exactas por las que afecta más al sexo masculino.
Pomarino afirmó que antes de conocerse la cura para la enfermedad, se operaban a uno de cada tres niños que tenían al mal; actualmente, las cifras se han reducido y se opera a uno de cada 800 niños.
Es más, el galeno afirmó que el diagnóstico antes era costoso y tomaba mucho, tiempo. Los médicos realizaban a los pacientes tomografías, exámenes de sangre, de orina e incluso encefalogramas. Actualmente se requieren de seis minutos para saber qué enfermedad es y a cuál de los tres tipos pertenece.
El tratamiento para esta enfermedad es determinada de acuerdo al grado y al tipo de organismo del niño.
La enfermedad puede tratarse tan sólo usando una plantilla. Si con ese método el mal no ha cedido, se puede optar por el uso de una férula más inyecciones de botox, que sirven para fortalecer el músculo involucrado.
Pomarino afirma que el 93 por ciento de los niños que padece esa enfermedad puede corregir su mal sólo con el uso de las plantillas; el cinco por ciento se corregiría usando la plantilla más la férula y el dos por ciento, si se añade al tratamiento anterior las inyecciones de botox, las mismas que se deben aplicar al paciente una vez cada tres meses, por el lapso de un año entero.
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