No es contagiosa ni hereditaria, y puede afectar a personas de cualquier edad, sexo o condición.
Tiene tratamiento, aunque su difícil diagnóstico complica la calidad de vida de los pacientes, ya
que puede ser confundida con estrés, cansancio y con otras enfermedades neuromusculares.
Es una enfermedad neuromuscular de origen autoinmune y crónica, que empeora por el uso de los músculos y mejora parcialmente por el descanso.
Los niños y niñas con miastenia pueden presentar debilidad de las extremidades, dolor,
cansancio... Los que presentan dificultad para tragar y hablar son los más propensos a tener
problemas respiratorios. Una de las afecciones más graves de la enfermedad, puede obligar al
afectado o afectada a recibir asistencia respiratoria mecánica en un hospital.
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