El gran acierto estará en un diagnóstico adecuado, ya que en muchas ocasiones se pueden confundir unos trastornos con otros. Un ejemplo común suele ser que se confunda en primera instancia el Déficit de Atención con el Síndrome de Asperger porque las personas con Asperger suelen perder interés cuando algo no les llama la atención. Asimismo, se puede confundir con el autismo clásico porque el niño tiene ciertas dificultades con el habla y lenguaje.
“El síndrome de Asperger es una variante de un estado autista, pero relativamente leve. Se debe entender que no es autismo pero entra dentro del espectro de este trastorno porque tiene conductas propias del autismo pero en menor intensidad”, explica el psicólogo Germán Burgoa Costas del SEDEA (Servicios de diagnóstico y Estimulación del Aprendizaje).
En el II Congreso Internacional sobre el Síndrome de Asperger, realizado el 2009 en Sevilla, una de las conclusiones fue que las personas que presentan este síndrome tienen una inteligencia normal o incluso superior a la media o poseen un talento mayor en un área específica. Sin embargo, por sus características, el entorno los percibe como personas con un comportamiento “extraño”.
“Las personas con Asperger tienen problemas con el habla y el lenguaje por lo que les cuesta relacionarse en un escenario social y, en consecuencia, se aíslan. Sin embargo, este síndrome presenta muchas otras variantes más por lo que ante cualquier sospecha se debe acudir a un especialista y no dar por sentado que se trata de este síndrome”, explica Burgoa.
DIAGNÓSTICO
No existe un examen estandarizado que se emplee para diagnosticar este síndrome, pero sí existen parámetros y tests que pueden durar entre seis meses a un año, dependiendo de cada terapeuta.
Los síntomas pueden ser notorios en los primeros meses de vida pero los problemas se hacen más obvios hacia los tres años de edad.
Se realizan exámenes físicos, emocionales y cognitivos para descartar otras causas y se buscan signos de este síndrome con mayor cuidado.
Por lo general, la ayuda especializada consiste en un equipo integrado por un psicólogo o psiquiatra, neurólogo, pediatra y fonoaudiólogo, entre otros.
“Hasta ahora se desconoce la causa exacta del Síndrome de Asperger, pero sí se sabe por la experiencia clínica que es más común en niños que en niñas”, dice el especialista.
Por otro lado, no se puede determinar el grado, sólo se manejan criterios como en otras afecciones: leve, moderado o grave. Los expertos coinciden en que cuanto más temprano se inicie el tratamiento, mejor.
“No se tienen datos de incidencia en Bolivia; sin embargo, en los últimos años se ha recibido en consulta a niños con este Síndrome”, dice Burgoa.
Según estudios realizados, el Síndrome de Asperger se da de tres a siete niños por cada mil nacidos vivos. Se trata de un Síndrome recientemente reconocido (1994) por la comunidad científica, pero ello no significa que antes no existía.
Se debe tomar en cuenta que no tiene nada que ver con la inteligencia. De hecho, son niños que cuando desarrollan un tema de interés, pueden llegar a niveles de genialidad.
TRATAMIENTO
No existe un tratamiento único que sea el mejor para niños o personas con Asperger, pero se sabe que el tratamiento debe ser integral. Es decir que tiene que ver con todas las esferas de relación: familia, profesores y el entorno en general. Todo esto debe ser orientado por un psicólogo y por lo general en la fase inicial debe estar apoyado por un neurólogo que, según el caso, puede considerar necesario recetar algún medicamento, asegura Burgoa.
Por otro lado, el psicólogo o psiquiatra debe coordinar un tratamiento multidisciplinario. Es también fundamental trabajar de la mano de un fonoaudiólogo.
“El psicólogo o psiquiatra es el especialista de base, pero debe coordinar el trabajo con un fonoaudiólogo y posteriormente en el colegio con un psicopedagogo para que ayude al niño con Asperger a superar las lagunas que pueden ir quedando como resultado de la falta de atención”, dice.
Asimismo, es fundamental que los profesores estén informados cuando se tiene en clase un niño con Asperger. Así el maestro podrá entender por qué se revela a los horarios establecidos o a las actividades de grupo. Cuando un profesor no está al tanto del problema puede ridiculizarlo o imponer castigos innecesarios y lo único que conseguirá es empeorar la situación.
“Cuando se tiene un niño con Asperger en un ambiente hostil, puede complicar más la situación dando paso inclusive a otros trastornos. Todo lo que sea hostil perjudica y empeora, por ello es muy importante ante ciertos síntomas tener un diagnóstico e informar a la escuela”, dice el especialista.
El maestro debe tener más tolerancia y coordinar el trabajo con la familia que viene a ser el brazo articulatorio entre el colegio y el niño. Asimismo, se debe saber que las expectativas escolares no son las mimas cuando un niño tiene Asperger.
“Aunque este síndrome no tiene cura, con la ayuda adecuada y temprana la persona podrá superar muchas trabas y mejorará su calidad de vida”, asegura Burgoa.
El niño o adolescente con Asperger frecuentemente se siente confundido. No comprende la razón por la que es rechazado por los demás y esto no sólo lo llevará al aislamiento sino que a la larga puede ocasionar problemas de ansiedad, depresión y conductas obsesivas.
“Si las condiciones son favorables, tanto familiares como escolares, la persona puede llegar a tener una vida normal”, dice el especialista.
¿PORQUÉ SE LLAMA SÍNDROME DE ASPERGER?
En 1944 un pediatra austríaco llamado Hans Asperger observó a cuatro niños en su práctica, con dificultad para integrarse socialmente. Si bien su inteligencia parecía normal, los menores carecían de habilidades verbales de comunicación, no podían demostrar empatía por los demás y eran torpes físicamente. Su forma de hablar era demasiado formal y el interés en un sólo tema dominaba sus conversaciones. El Dr. Asperger llamó a esta afección “psicopatía autista” y la describió como un trastorno de la personalidad principalmente marcado por el aislamiento social.
Las observaciones de Asperger, publicadas en alemán, se conocieron recién ampliamente en 1981 cuando la Dra. Lorna Wing (inglesa) publicó una serie de estudios de casos de niños que mostraban síntomas similares. En honor al Dr. Asperger, Wing llamó así a este Síndrome que actualmente es reconocido como tal por la Organización Mundial de la Salud.
SÍNTOMAS
Si su niño presenta varios de los síntomas que se mencionan a continuación, no necesariamente quiere decir que tiene este Síndrome. Para obtener un diagnóstico veraz el pequeño debe someterse a una exhaustiva evaluación que debe ser realizada por profesionales especializados. Recuerde que esta información sólo sirve de apoyo.
• Pueden ser niños muy irritables desde que nacen o por el contrario ser demasiado tranquilos.
• A medida que crecen se presentan dificultades en la comunicación, que van desde el habla hasta otras formas como la sonrisa y la mirada.
• La etapa de escolarización suele ser una fuente de conflictos.
• Es confundido con trastornos de atención porque se distraen fácilmente cuando no les interesa un tema o una materia y se ponen inquietos. En otros casos se sospecha de sordera porque no responden a su nombre cuando se los llama.
• Ciertos niños pueden presentar conductas de agresividad, pero no es propia de este Síndrome sino que es adquirida por el entorno familiar.
• Su lenguaje está muy ligado a las necesidades, por ello son callados y casi monosílabos. Pero cuando llegan a desarrollar el lenguaje utilizan palabras rebuscadas y tienen un lenguaje más propio de los adultos.
• Tienden a evitar charlas largas y complejas.
• Las personas con Síndrome de Asperger se tornan demasiado concentradas u obsesionadas con un sólo tema, ignorando todos los demás. Quieren saber todo sobre ese tema y con frecuencia hablan sólo de ello. Por eso a veces se confunde con la neurosis compulsiva.
• Pueden aprender a leer sin que nadie les enseñe.
• Suelen estar ligados a rituales para comer, dormir y colocar las cosas siempre en la misma posición en su habitación.
• Repiten comportamientos y suelen ser torpes.
• Tienen una memoria excepcional. Reconocen lugares o situaciones con tres años de antigüedad pero no le dan funcionalidad social a su memoria.
• Pueden presentar problemas de sueño o alimentación.
• Son muy literales, por lo que no comprenden bromas o sarcasmos y les cuesta entender el contexto de cada situación. Por ejemplo, a veces la mamá cuando está enojada le dice a su hijo: “estoy aburrida… me vas a volver loca”. En el caso de niños con este Síndrome, se debe tener cuidado con ese tipo de frases porque las toman muy en serio.
• Tienen un tono especial al hablar (monótono, por lo general) o la voz muy aguda.
• Son muy sinceros y al decir lo que piensan o sienten pueden dañar a los demás.
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