Esta es la principal conclusión de un estudio publicado en la revista norteamericana "Fertility and Sterility" por investigadores de la Universidad Autónoma de Madrid y la Clínica Ginemed de Sevilla (sur de España).
En concreto, los investigadores han medido en los espermatozoides el nivel de fragmentación del ADN, una molécula esencial para transmitir la información genética que da forma a los seres vivos y de cuya integridad depende la consecución de un desarrollo genético óptimo en el embrión.
Según explicó Jaime Gosálvez, de la Unidad de Genética de la Universidad Autónoma de Madrid, en el ADN está casi el cien por cien de la información genética que configura cualquier organismo y si está dañado en los espermatozoides el embrión puede no desarrollarse.
"Si el espermatozoide transmite un ADN fragmentado, esto da lugar a un riesgo de pérdida del embrión", constató Gosálvez.
Muchas cosas son las que determinan la calidad de los espermatozoides, pero una de las más importantes, dijo, es la calidad del ADN.
Precisamente, agregó este investigador, en las técnicas de reproducción asistida actuales la importancia de la concentración o de la movilidad de los espermatozoides queda relegada a un segundo plano.
Sobre todo en la técnica de inyección intra-citoplasmática, que permite la fecundación del ovocito a pesar de que los espermatozoides sean escasos o tengan problemas de motilidad.
Pese a esto, según Gosálvez, es necesario mejorar la calidad del ADN espermático.
Para llegar a estas conclusiones, los investigadores realizaron dos exámenes independientes, uno en Sevilla a 21 varones de entre 25 y 35 años, y otro en Madrid a 12 individuos de entre 20 y 25 años.
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