A través de la historia, el aborto inducido ha sido frecuente materia de controversia por sus implicaciones éticas, morales y sociales. Ha sido prohibido o limitado en sociedades diversas, aunque los abortos continúan siendo comunes incluso donde la presión social o la ley se oponen a ellos. Los abortos en condiciones sanitarias inadecuadas son una causa mayor de mortalidad femenina, representando según la OMS, con 70.000 muertes al año, alrededor del 13% de todas las muertes maternas.
Los abortos espontáneos ocurren cuando un embrión o feto es perdido debido a causas naturales antes de la vigésima semana de desarrollo. Entre el 10% y 50% de los abortos terminan en un aborto espontáneo dependiendo de la edad y la salud de la madre.
El riesgo de un aborto espontáneo es mayor en aquellas mujeres que han tenido más de tres abortos espontáneos conocidos, algún aborto inducido o enfermedades sistémicas, y en aquellas mayores de 35 años.
Otras causas suelen ser las infecciones, la respuesta inmunitaria o trastornos sistémicos serios.
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