El responsable del Banco de Huesos del Hospital Obrero, Rolando Mojica, informó que el nosocomio realiza 60 trasplantes de huesos cada año con el objetivo de salvar la vida de muchas personas que, a raíz de accidentes o lesiones graves, corren el riesgo de perder un miembro superior o inferior.
“Todos los trasplantes son homólogos porque los donantes son personas vivas”. El especialista indicó que en los últimos años, la demanda de injertos óseos se incrementó debido al perfeccionamiento de técnicas quirúrgicas en el tratamiento de fracturas, resección de tumores, artrodesis, corrección de deformidades y artroplastías.
El traumatólogo destacó que en 2011 se realizaron 24 trasplantes de tejido óseo a asegurados de la Caja Nacional de Salud (CNS), a quienes se les fracturó algún hueso y requerían una prótesis para reemplazar el área afectada con otro material.
El banco de huesos. Mojica, quien también es el el jefe de servicio de la Unidad de Traumatología de dicho hospital, señaló el Banco de Huesos funciona desde 1964 y los beneficiarios son asegurados de la CNS.
“La principal función del Banco es la detección de deformidades, para el tratamiento de las escoliosis y lograr la consolidación de una lesión en el hueso”.
Destacó que el servicio cuenta con un registro que detalla los datos del donante y los exámenes que le realizaron. Éstos son comparados con los datos del paciente receptor.
Aseguró que las cabezas femorales u otros huesos de pacientes portadores de neoplasias (cáncer) malignas, procesos infecciosos, artritis o con antecedentes patológicos de tuberculosis, sífilis, hepatitis y VIH son descartadas como donantes.
Destacó, que el promedio para el proceso de crecimiento de un tejido óseo es de un milímetro por día en el ultracongelador, que permite guardar los huesos a 85 grados Celsius bajo cero. “Esta refrigeración logra que el hueso se mantenga por seis años. Hasta ahora logramos que un tejido óseo crezca 16 centímetros”.
89 artroplastías a pacientes se realizaron en 2010 con piezas del Banco de Huesos, en el Hospital Obrero.
Los injertos óseos por lo general provienen de cabezas femorales extraídas durante las artroplastías de caderas, de amputaciones y otros, según informó el responsable del Banco de Huesos, Rolando Mojica. “Tras la extracción del hueso, éste es lavado con una solución fisiológica estéril, se le toma muestras para cultivo y un examen histopatológico y se registra en la carpeta antes de congelarlo”.
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