Los autores del estudio, hicieron un seguimiento durante veinte días a diez hombres a los que se pidió que incluyeran una copa diaria en su comida.
"Los dividimos en tres grupos: uno ingiriendo vino tinto, otro tinto sin alcohol, ambos con el mismo contenido en polifenoles, y un tercer grupo de control con igual cantidad de alcohol, pero en forma de ginebra", explicó Francisco Tinahones, uno de los autores.
"Observamos que tanto el vino tinto como el tinto sin alcohol mejoraron la flora intestinal de los voluntarios, incrementando el número de bacterias relacionadas con la protección de determinadas enfermedades, concretamen- te aumentaron la proporción en heces de bacteroidetes y bifidobacterias, algo que no sucedió con la ginebra". Los autores afirman que este efecto beneficioso se debe a los polifenoles, unos compuestos presentes en determinados alimentos y bebidas como fruta, verdura, vino, café, té y chocolate, con numerosos efectos beneficiosos sobre la salud. Las bacterias intestinales, serían capaces de transformar los compuestos fenólicos en nuevas sustancias con impacto sobre los procesos patológicos implicados en el desarrollo de enfermedades.
"Comprobamos que el vino tinto redujo los niveles de triglicéridos, de colesterol `malo´, los marcadores de inflamación y la presión arterial", afirmó.
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