El aparato aminora la preocupación permanente de los pacientes de sufrir una crisis lejos de un médico. Uno de ellos es Eric Nielsen, un psicólogo de 36 años con un soplo en el corazón que forma parte del grupo de prueba del aparato.
"Yo sé que él me está vigilando, ve lo que está pasando, y así sé que mi corazón está siendo observado", dijo Nielsen, quien destacó que el monitor detecta irregularidades sin síntomas que él no podría notar.
El aparato, que debe llegar este año al mercado con el nombre de Nexcor, vigila los problemas cardíacos a distancia y en tiempo real, mediante electrocardiogramas que envía a una central de control.
También cuenta con un comunicador que permite al paciente hablar con un experto de forma inmediata si se siente mal.
"Lo diferente de este aparato es que él automáticamente detecta las alteraciones más precoces de las enfermedades cardíacas, no sólo (mide) la frecuencia, sino que él consigue buscar y hacer la evaluación del ritmo y de las alteraciones", señaló el cardiólogo Eli Szwarc, uno de los encargados de probar el equipo.
El monitor consta de una unidad algo mayor que un teléfono móvil que el paciente lleva en la cintura y a la que van conectados cuatro electrodos colocados en su pecho.
Es el resultado de un trabajo conjunto durante cinco años de Flextronics Instituto de Tecnología (FIT), una organización sin ánimo de lucro, y la empresa Corcam, con participación del Hospital do Coração, de São Paulo, centro de referencia cardiovascular del país.
En el proyecto trabajaron 40 profesionales, entre médicos, ingenieros, diseñadores e investigadores científicos.
El monitor, que transmite las informaciones automáticamente a través de las redes de telefonía móvil, fue probado con más de 160 pacientes del Hospital do Coração. Antonio André, presidente de Corcam, dijo que el monitor "puede identificar el infarto en fase inicial y síndromes raros de la arritmia" a través de un software que comunica esos datos, en tiempo y localización real del paciente con la central, encargada de pasar la información a los médicos.
Estados Unidos y Europa recibirán este semestre los primeros modelos producidos, que serán alquilados a los pacientes con un precio que puede rondar unos 300 dólares por semana, según sus creadores.
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