Podemos distinguir dos tipos de mecanismos por los cuales las lesiones se producen, uno es el traumatismo directo y el otro es la sobredemanda de las partes afectadas.
En el primero, como su nombre lo indica, la violencia hace presa de diferentes tejidos como el óseo y el muscular; que son los más afectados.
De allí, se derivan fracturas, hematomas (colección de sangre fuera del vaso sanguíneo), rupturas de ligamentos e inclusive de la piel (heridas).
El otro mecanismo es relacionado directamente con la resistencia de materiales de nuestro propio cuerpo y que en ocasiones no se pueden separar del anterior.
Al imaginarnos nuestro cuerpo como una máquina, debemos pensar en que su estructura tiene una resistencia determinada, así, podemos asombrarnos al conocer la resistencia del tejido llamado tendón (resiste fuerza de tensión del orden de 7.500 libras por pulgada cuadrada de corte transversal), el cual le sirve al músculo para anclarse en las salientes óseas y así poder, como un cable con polea, transmitir la fuerza de contracción y ocasionar movimiento. Al aplicarse a un tendón o un músculo una fuerza superior para la que está diseñado, sobreviene la ruptura parcial o total de éste.
El jugador de fútbol sufre en ocasiones de la ruptura total del músculo cuádriceps, localizado en la parte frontal de la pierna y que debido a su contracción brusca podemos extender la pierna y patear el balón. Frecuentemente, la rodilla es víctima de estas actividades, y dentro de ella se rompen ligamentos importantísimos, como el ligamento cruzado anterior. Este ligamento se lesiona frecuentemente al ser taponada la pierna del que se encuentra pateando (“planchazo”), o al quedar bloqueada en el piso, o se ejecuta una patada al aire que lo hace girar en el vacío, recayendo toda la fuerza de giro o torsión en la pierna de apoyo.
Los desgarros
Los desgarros musculares se producen debido a la aplicación súbita de una orden de contracción, cuando el tejido no se encuentra preparado o está frío.
El desgarro es la ruptura de un número determinado de fibras musculares que puede inclusive llegar a ser completa y seccionar el cuerpo del músculo, en cuyo caso es necesaria una reparación quirúrgica. Cuando es leve, es decir, cuando solamente se rompe un pequeño grupo de fibras, el tratamiento consistirá en relajantes musculares, fomentos fríos y calientes, y “reeducación” por medio del aprendizaje del movimiento de nuevo.
Para evitar las lesiones al máximo, es menester prepararse físicamente para resistir las demandas impuestas. El gimnasio como base de todos los deportes, nos dará un fortalecimiento que se traducirá en rodillas, piernas y brazos más fuertes, capaces de afrontar el balón acelerado, los choques directos o resultantes de fuerzas enormes de solicitación sobre los tejidos. Salir al campo a competir, es pues salir a jugarse el todo por el todo, por lo que un buen plan de entrenamiento técnico, táctico, pero sobre todo físico, es imprescindible.
Los meniscos
Los meniscos son estructuras en forma de media luna que se encuentran entre el fémur y la tibia de la articulación de la rodilla y nos ayudan a transmitir las fuerzas de compresión, que pueden ser del orden de varios cientos de kilos, en ocasiones 400 ó más. Cuando estas estructuras se rompen, se comportan como cuerpos extraños dentro de la articulación provocando bloqueos de la rodilla y consecuentemente lesión del cartílago de la propia articulación a largo plazo.
Especialista
Freddy González Jemio es médico especializado en Traumatología Ortopedia y Medicina del Deporte.
Fue expresidente de la Sociedad Boliviana de Ortopedia y Traumatología filial Cochabamba, asimismo extitular de la Asociación de Medicina Deportiva.
Además fue galeno de las selecciones nacionales y departamentales, también presidente de la Comisión Médica del Sudamericano de fútbol en 1997.
Actualmente es jefe del Departamento de Cirugía Articular de la Clínica Los Olivos.
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