"Normalmente las ratas acostumbradas a la heroína que son privadas de la droga empiezan a consumir ávidamente apenas pueden, pero no con nuestra vacuna", señaló.
Este estudio, realizado por el profesor Kim Janda, del TSRI, se publica en la versión en línea de las Actas de la Academia Estadounidense de Ciencias (PNAS, por su sigla en inglés).
Las vacunas contra la cocaína y la nicotina desarrolladas en el Instituto Scripps ya se están probando en ensayos clínicos en humanos, y una vacuna experimental contra la adicción a la metanfetamina pronto será también verificada en humanos, según los investigadores.
Desarrollar vacunas contra estas drogas fue difícil debido a que se desintegran rápidamente en la sangre.
Así, "la heroína se metaboliza rápidamente y se convierte en una sustancia llamada 6-acetilmorfina, que entra en el cerebro y causa la mayoría de los efectos de la droga", dijo Kim Janda.
La vacuna que desarrolló con su equipo apunta a esa sustancia y a la morfina.
Las estructuras de las moléculas de estas drogas son demasiado pequeñas y demasiado simples para estimular solas el sistema inmunológico, lo cual representa la mayor dificultad de producir una vacuna, explicaron los investigadores.
Ellos superaron este problema uniendo fragmentos de moléculas de estos estupefacientes con proteínas más grandes y más propensas a hacer reaccionar al sistema inmunitario.
"Logramos evitar que las ratas consuman cada vez más heroína", un círculo vicioso que afecta a los heroinómanos y eso "sólo con la vacuna, lo cual es ideal para el ser humano", comentó Joel Schlosburg, uno de los autores del estudio.
"La vacuna se le dará a los heroinómanos junto con otros tratamientos" para romper la adicción, dijeron los investigadores.
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