Ahora otro equipo médico, esta vez de Estados Unidos, se ha servido de una estrategia similar para intentar curar el sida a un niño de 12 años.
El pequeño paciente nació seropositivo y tuvo el mismo destino que el paciente alemán. Hace varios meses desarrolló una leucemia, el cáncer infantil más común, así que sus médicos decidieron probar suerte con una estrategia que luchara al mismo tiempo contra sus dos males.
Cordón en vez de médula ósea
Siguieron la idea alemana, pero en lugar de hacerle un trasplante de médula convencional, John Wagner y su equipo de la Universidad de Minnesota sometieron al pequeño paciente a un trasplante de células madre obtenidas de la sangre de cordón umbilical. Estas células madre no despiertan ningún recelo ético y tienen como ventaja sobre la médula ósea que provocan menos riesgo de rechazo.
La sangre de cordón utilizada tampoco se eligió al azar ni pensando sólo en la compatibilidad con el paciente. En el banco de muestras se buscó una muy especial, la de una donante con una protección natural contra el virus del sida.
Se estima que sólo el 1 por ciento de la población mundial alberga una característica genética que les convierte en inmunes a la infección del VIH. Esa mutación protectora se llama CCr5d32.
Antes de trasplantarle, los médicos sometieron a su paciente a un agresivo tratamiento que pasa por anular sus sistema inmune. Para ello tuvo que soportar sesiones de quimioterapia y radiación.
El objetivo era que al transfundir las nuevas células, el sistema inmunológico o defensivo se reprogramara. El trasplante se realizó el pasado 23 de abril, pero hasta dentro de 100 días no se sabrá si ha tenido éxito.
Si el virus no se puede detectar en la sangre del niño, se retirará la medicación y si continúa indetectable podrían declararle curado del sida.
El mejor tratamiento
John Wagner, director del Programa de Trasplante de Sangre y Médula Ósea Pediátrica de la Universidad de Minnesota, ha manifestado su entusiasmo a través de la web de su Universidad, aunque aún no sabe si su apuesta ha tenido éxito.
"Lo más esperanzador es que vamos a demostrar que el sida puede ser curado y que la sangre del cordón umbilical es el mejor tratamiento", asegura Wagner. "Hay personas con VIH y leucemia que están esperando estos resultados como un gran avance.
El éxito en este paciente podría obligar a la comunidad científica a buscar estrategias seguras, como inducir la variante genética en las propias células madre de la médula de los pacientes". Esto permitiría generalizar el tratamiento a mayor número de enfermos. De momento, sería una opción muy agresiva para las personas con VIH que no tienen leucemia.
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