Normalmente, el colon irritable es una afección que viene acompañada de malestar abdominal, dolor, espasmos, ansiedad, evacuación incompleta, moco en las deposiciones, flatulencia excesiva y náuseas. No se conoce ningún mecanismo único por el que se pueda explicar por qué los pacientes sufren estas alteraciones de forma crónica y recidivante, es decir, que vuelve a incidir sobre el paciente.
Cuando aparece este trastorno, el dolor abdominal suele ser difuso, de tipo cólico, opresivo o punzante, y con una duración menor a dos horas y que se alivia tras la defecación.
Por lo general, la presencia del dolor abdominal se relaciona con las ganas de defecar o con cambios en la frecuencia o en la consistencia de las deposiciones. Los pacientes suelen relacionar el comienzo de esta afección con la ingesta de algún alimento.
Las alteraciones del colon irritable se manifiestan con un predominio de la diarrea o del estreñimiento, o se alternan ambas.
El colon irritable tiende a ser frecuente en pacientes que sufren otras patologías digestivas funcionales, en mujeres con alteraciones ginecológicas, y en personas con enfermedades psiquiátricas.
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