Si bien el programa de Enfermedades No Transmisibles (ENT) y Programa de Salud Renal (PSR) del departamento, realiza permanentes evaluaciones sobre diagnósticos de salud poblacional, el estudio más serio con estadísticas sobre esta afección, realizado el año 1999 a nivel nacional, precisa que la diabetes afecta entre el 7 a 10 por ciento de la población por encima de los 35 años. Este porcentaje podría ser mayor tomando en cuenta las estadísticas negras ya que muchas personas pueden tener diabetes sin saberlo debido a que los síntomas no son evidentes, es por eso que esta enfermedad que no presenta dolores fuertes que motiven a la población a hacerse un examen médico es también conocida como “el asesino silencioso”.
Sin embargo existen algunos indicios de la enfermedad en el organismo que pueden ser tomados en cuenta para detectar a tiempo si se está o no en un cuadro médico de diabetes.
Estos consisten en una necesidad diurética frecuente ya que el cuerpo intenta eliminar el exceso de azúcar en sangre a través de la orina, mucha sed para compensar lo que se elimina al orinar, un aumento en el apetito porque el cuerpo comienza a recurrir a las grasas y los músculos como fuente de combustible al no poder usar el azúcar normalmente, perdida o aumento de peso y agotamiento físico porque el organismos no puede recurrir al azúcar como fuente de energía.
Vida disciplinada
Para un diabético mantener la salud física, mental y emocional no siempre es sencillo, asegura Susana que desde niña tuvo que aprender, a la par de su familia, qué era la diabetes tipo 1
A sus 53 años de edad, Susana, asegura que tuvo padres ejemplares que aprendieron de la enfermedad y la enfrentaron sin que por ello la hayan aislado del mundo en un afán de cuidarla, situación que muchas veces sucede con los padres de familia que temen exponer a sus hijos al mundo porque tienen diabetes.
El haber sido diagnosticada desde niña no fue tan malo ya que siendo adulto puede ser más difícil enfrentar el hecho de que se pierde la salud. “Así es la vida y para vivir bien es necesario controlar la diabetes y las afecciones que pueden estar asociadas manteniendo hábitos de vida disciplinados”, contó.
En la diabetes tipo 1 (que solía denominarse diabetes insulino-dependiente o diabetes juvenil), el páncreas no produce insulina. Sin embargo, el cuerpo puede seguir obteniendo la glucosa contenida en los alimentos pero la glucosa no puede ingresar en las células que la necesitan y permanece en la sangre, esto hace que los niveles de azúcar en sangre aumenten demasiado y genera problemas de salud.
Para solucionar este problema, alguien que padece diabetes tipo 1 debe inyectarse insulina o usar una bomba de insulina regularmente, explicó la doctora responsable del los programa ENT y PSR del departamento, Fatma Calancha de Handan.
Permanente control
Un diabético debe asumir su vida entre la aceptación y la renuncia ya que no se puede descuidar la alimentación teniendo malos hábitos de vida, todo lo que ingresa al cuerpo como alimento y bebida puede significar un riesgo es por ello que la persona debe estar en permanente control.
Wilfredo, de 46 años de edad recibió el diagnóstico, de diabetes tipo 2, cuando tenía 20 años, la enfermedad ocupó solo un espacio más en su vida, ya que este padecimiento le era familiar pues su padre y hermana también lo sufren, aunque su madre y hermano no son diabéticos.
En el momento del diagnóstico había adelgazado bastante, la orina presentaba mucha espuma y tenía frecuentes estados de mal humor lo que aún le alerta sobre si su azúcar se encuentra alta.
Si bien la diabetes es una condición de vida, Jorge asegura que no le presta toda la importancia que debería, pues no sigue dietas estrictas, pese a que hace más de un año tiene problemas con una herida de pie diabético por la mala circulación de la sangre. Su estado requiere cuidado para evitar una necrosis ya que esta condición le llevó anteriormente a la pérdida de dos dedos del pie.
“De pronto un día te desmayas porque tienes 500 de glicemia, la diabetes es una enfermedad que ataca a todo tu cuerpo, pero vivo mi vida medio feliz pese a la enfermedad, inyectándome tres veces al día la dosis de insulina”, expresó.
En la diabetes tipo 2, el páncreas produce insulina. Sin embargo, la insulina no funciona en el cuerpo como debería y los niveles de azúcar en sangre aumentan demasiado, explicó la doctora.
Afecciones asociadas
La mayor causa de muerte en el mundo son las enfermedades no transmisibles que no tienen que ver con gérmenes sino con ciertos factores de riesgo como los hábitos inadecuados de vida, mala alimentación, sedentarismo, exceso de consumo de alcohol y tabaco que derivan en el futuro en personas obesas, hipertensas y diabéticas, explicó la entendida.
A esto añadió el descuido de las personas que no se realizan chequeos médicos permanentes o al menos uno anual ya que los casos que se presentan en el hospital San Juan de Dios por lo general se detectan cuando están en estado avanzado con difícil abordaje, llegando a causar mucho sufrimiento a los pacientes e incluso la muerte.
La hipertensión y diabetes son dos factores de riesgo severo para afectar a otros órganos, explicó la doctora, ya que la hipertensión causa daño renal afectando al corazón, y al cerebro desarrollando enfermedades graves.
La mayor complicación de la diabetes es la insuficiencia renal que es un proceso terminal incurable que tiene control con una dieta y medicamentos aunque la posibilidad es inevitable de llegar a usar una maquina de tratamiento de hemodiálisis para la depuración de toxinas y elementos de desecho cuando los riñones dejan de funcionar.
Por decisión de la Gobernación, la Secretaria de Desarrollo Social y el Servicio Departamental de Salud, desde el julio del presente año, se implemento e incorporó paquetes de prestaciones gratuitas para estos enfermos.
“En cualquier parte de Bolivia el más bajo costo por sesión de uso de máquina de hemodiálisis, sin medicamento, es de Bs. 250 y los pacientes requieren usarla de dos a tres veces por semana, además de los insumos que son caros con una serie de elementos y medicamentos que pueden estar alrededor de unos Bs.700 por sesión”, explicó la doctora Fatma Calancha de Handan.
El uso gratuito de la máquina que cubre el Susat, significa Bs. 4.500 por las sesiones de un mes a las que se debe someter el paciente, “nadie tiene este dinero para hacerse el tratamiento tres veces por semana y permanecer más o menos solvente”, añadió expresando su aprobación por la importante prestación de las autoridades para garantizar la salud pública.
Por otra parte el programa de Enfermedades no Transmisibles y de Salud Renal en el departamento realiza periódicamente campañas de concientización para mantener alerta a la población sobre las consecuencias de no recurrir a tiempo a solicitar la ayuda de los especialistas ya que si bien la diabetes es una enfermedad incurable, bien controlada puede dar calidad de vida a las personas.
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