Esta grasa parda protege contra la obesidad y contra la diabetes. El frío estimula su expansión en el organismo, según un estudio presentado ante la Sociedad Internacional de Endocrinología en Chicago (EEUU).
Con 19 grados de temperatura los investigadores vieron que esta grasa parda se expandía en el organismo.
Beneficiosa
Los estudios del endocrinólogo Paul Lee en el Instituto de Investigación Médica de Garvan (Australia) muestran que las personas con grasa parda acumulada tienen tendencia a ser delgadas y a tener niveles bajos de azúcar en la sangre. Lee asegura que las células humanas de grasa blanca pueden transformarse en células de grasa parda.
El profesor Francesco S. Celi, uno de los responsables del estudio presentado recientemente, explica a EL DEBER: “No sabemos cómo responden los obesos a la exposición al frío, y cuál sería la temperatura correcta. Tampoco sabemos si la edad (y en qué momento) influye en una potencial expansión del tejido adiposo pardo”.
Se reclutaron cinco varones sanos para el estudio. Durante cuatro meses se los expuso a ciertas temperaturas. Los voluntarios realizaban su rutina normal cada día, pero de noche permanecían al menos diez horas en una habitación con temperatura regulada.
Durante el primer mes dormían a 24 grados, pero luego se cambió a 19 grados. Después, durante el tercer mes se aumentó la temperatura a 24 grados, para finalmente elevarla a 27 grados en el cuarto mes.
Se hicieron biopsias de músculo y tomografías computarizadas. Esos estudios mostraron que hubo cambios en el tejido. Se vio que durante los meses calientes la grasa parda disminuyó, y durante los meses más fríos, aumentó.
La grasa parda puede ser beneficiosa para las personas con diabetes, puesto que al aumentar esta grasa parda, hubo mayor sensibilidad a la insulina. Por lo tanto, las personas con más grasa parda necesitan menos insulina después de una comida para reducir sus niveles de azúcar en la sangre
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