La nocturia, mejor conocida como la micción nocturna, está asociada al envejecimiento. Esto se debe a que los organismos de las personas mayores producen menores cantidades de hormonas antidiuréticas. Además, la capacidad de la vejiga se va reduciendo con el transcurso del tiempo. Esto hace que la vejiga de un anciano pueda retener una cantidad mucho menor de orina que los jóvenes. Estos dos factores sumados determinan que las visitas al baño por las noches sean cada vez más frecuentes. Los tratamientos de la nocturia son diversos y están determinados por su causa. Algunos se valen del suministro de hormonas sintéticas que inhiben la producción de orina. También pueden emplearse antidepresivos que, al prevenir la contracción de los músculos de la vejiga, reducen las ganas de orinar. Es importante tener presente que estos medicamentos tienen efectos secundarios, por ello es recomendable que disminuyan el consumo de líquidos durante la noche.
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