Los latinos lo llaman "hacerse señorita", en España "hacerse mujer", pero la frase en cuestión es solo una mera anécdota.
La llegada de la primera regla es un proceso natural de la mujer que forma parte de la preadolescencia el cual, tal como aconsejan los expertos, debe tratarse con la mayor naturalidad posible y enfocarla de manera positiva, ya que en todo este proceso influyen mucho los factores sociales y culturales.
Así, la psicóloga especialista en sexualidad, Mónica Poblador, del Centro Álava Reyes Consultores de Madrid, asegura que no debe “ni idealizarse” ni “obviarse”. “Considerar a las chicas más o menos mujeres es más un significado social que le ponen los adultos. Hay incluso padres que les hacen un regalo a sus hijas y las encumbran con la famosa frase de ´ya eres una mujer´, con la vergüenza que eso puede suponer para la niña”, explica, convencida de que uno de los errores más frecuentes que se comete a la hora de hacer educación sexual, es tratar las dudas y las reacciones que tienen sus hijas mirándolas con “ojos de adulto” y no desde su perspectiva de niñas, que es realmente lo que son.
¿Qué es la menarquía?
La primera regla se denomina menarquía y suele ocurrir entre los nueve y los 16 años. "(...)No hay una edad óptima para empezar a menstruar ya que cada chica es diferente y cada cuerpo lleva su ritmo. Es una parte más del desarrollo sexual, señalan los expertos, y una prolongación de todos los cambios que han empezado ya en la pubertad.
La ginecóloga Lola Pérez Jaraíz, del Hospital San José de Madrid, explica que el inicio de la menstruación depende de la madurez del aparato genital. Y esta a su vez de la secreción de hormonas que estimulamos de los ovarios que segregan unas glándulas alojadas en el cerebro, la hipófisis y el hipotálamo.
"No conocemos con exactitud todos los factores que influyen en que estas glándulas cerebrales inicien su trabajo. Entre otros están los factores genéticos y el peso corporal. Las mujeres delgadas tardan más en tener la regla", aclara.
Además, puntualiza que influyen factores genéticos, ambientales y geográficos, así como una mejor alimentación y la práctica de ejercicio físico.
Normalmente, esa primera regla suele doler. Esos “dolores cólicos menstruales” en los primeros días, señala la doctora, se dan aproximadamente en el 50 por ciento de las adolescentes pero, a medida que va creciendo, estos "calambres" suelen ser menos molestos y, en ocasiones, llegan incluso a desaparecer por completo.
Mucho se ha hablado del momento de esa llegada, y aún circulan muchos mitos, pero lo cierto es que "no pasa nada" porque aparezca más o menos tarde. Diferente es cuando la menarquía precoz (antes de los ocho años) porque hace que la niña se enfrente a una fase vital para la que todavía no están preparadas emocionalmente y suelen avergonzarse. Pero, ese crecimiento corporal, continúa explicando la experta, cesa unos dos o tres años después de la llegada de la regla, con lo que su talla final suele ser menor de la media. En el caso de un desarrollo tardío, la menstruación se espera con insistencia y es bien recibida, ya que "por fin es igual que el resto de sus amigas", afirma Pérez Jaraíz (...).
LA CLAVE: NATURALIDAD
La primera regla marca el inicio de su etapa reproductiva, donde se viven cambios muy importantes desde un visto físico y emocional, incluso en muchas culturas, la aparición de la primera menstruación, apunta Pérez, se celebra como uno de los momentos cruciales de la vida de la mujer.
"Es cierto que es un acontecimiento importante en sus vidas", confirma la psicóloga, sobre todo si tienen hermanas o amigas que están también accediendo a ese proceso de "normalidad" y "madurez". Por ello, los padres han de tratarlo con la mayor naturalidad posible.
La base está en la actitud con la que se trata el tema. Hay padres que viven en proceso de forma aséptica, otros de manera idealizada y "hacen una fiesta" y hay otros que aprovechan ese momento para "hacerlas sentir únicas y especiales" y contarles a sus hijas todo cuanto desean saber. Pero lo importante, es vivirlo de manera auténtica, de forma natural, que se esfuercen por abrirse y que "acojan la curiosidad y el pudor" de sus hijas como algo normal.
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