De qué trata. Es una terapia que trata el cráneo y llega hasta la última parte de la columna, que es el sacro. Es derivada de la osteopatía, que no se enseña en Bolivia, sino en Europa y Estados Unidos. Es una técnica manual muy suave y profunda (no es un masaje).
Tratamiento. Consiste en percibir un tercer ritmo que tienen los seres humanos (después del corazón y la respiración) que proviene del líquido cefalorraquídeo (LCR) y éste baña el encéfalo hasta el sacro de arriba hacia abajo "creando movimientos de contracción y expansión, originando así una especie de respiración, un pulso. La sutileza del impulso rítmico craneal (IRC) no debe ser confundida con el pulso cardíaco ni con el movimiento propio de la respiración", señaló el profesional.
¿Cómo lo hacen? Los terapeutas craneosacrales lo que hacen es identificar ese pulso y manejar esa "marea", "este lo usamos como un medidor para localizar dónde puede estar el problema en el cuerpo". Durante las sesiones, el paciente no necesita quitarse la ropa, solo se recuesta boca arriba en la camilla, mientras el terapeuta aplica una leve presión en distintas partes del cuerpo, centrándose en la cabeza, la columna vertebral y el área pélvica, con un tratamiento o sesión que dura aproximadamente una hora.
Patologías a tratarse. Trastornos emocionales como estrés, depresión, ansiedad, angustia y ataques de pánico, migraña, cefalea, insomnio, fatiga crónica, síndrome de articulación témporo-mandibular (ATM), bruxismo, entre otros males.
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