Blanquecino, aplanado y con forma de hoja lanceolada es conocido también como duela del hígado o Fasciola hepática. La enfermedad que ocasiona es en sí, una zoonosis, es decir, que afecta a herbívoros de índole variada (vacunos, ovinos, equinos, camélidos, etc.), y accidentalmente al hombre.
Hasta antes de 1980, el talpha laku no era muy conocido en nuestro medio y el mundo no le daba la importancia que amerita más allá del ámbito veterinario. No obstante, en dicho año empezó a registrarse los primeros casos de infección humana que hasta ese entonces se creía que solo afectaba a los animales. En la década de los noventas, la OMS reconoció a la fasciolosis como una enferme-dad de interés médico en constante incremento. Ac-tualmente se estima que ha-bría 1.7 millones de perso-nas con este mal en todos los continentes, siendo el más afectado América, es-pecialmente la región andi-na, para ser más preciso, las poblaciones bolivianas y peruanas vecinas del lago Titicaca. Según datos epide-miológicos, en Bolivia exis-ten 14 municipios endémi-cos y de alto riesgo en la zona circundante al lago sagrado (incluidos Viacha y Achocalla) que suman una población de 297.600 habi-tantes.
El talpha laku normalmente habita en zo-nas bajas, pero extrañamente el único lugar en el mundo donde también “vive a gusto”, es en el altiplano norte a casi ¡4.000 metros de altura! Factores físicos como la humedad y la temperatura (micro-clima reinante), y biológicos como la exis-tencia de huéspedes intermediarios apro-piados (caracoles), hicieron que este or- ganismo se adapte al entorno en aparien-cia adverso con rotundo éxito. Justamente por ello, si no se toman las precauciones debidas, no se descarta que este parásito se expanda y llegue a los valles de Palca y Mecapaca e inclusive a los valles Alto y Bajo de Cochabamba.
Los gusanos adultos son parásitos de los conductos hepáticos o biliares y los huevos, puestos en ellos, alcanzan el in-testino con la bilis a través del colédoco y salen al medio externo con las heces. Llegados al agua dulce, se desarrolla en su interior un embrión ciliado llamado mi-racidio, que eclosiona a los dos o tres me-ses de la llegada de los huevos a aquella. El miracidio nada sin descanso hasta en-contrar un caracol idóneo (género Lym-naea), en el cual penetra y se desprende de su cubierta ciliada. Una vez convertido en esporocisto, se desarrollan en su inte-rior otro tipo de larvas: las redias, éstas últimas darán origen a las cercarias, cuya misión es abandonar el cuerpo del molus-co para nadar en dirección a la vegetación de las orillas, sobre las cuales se enquis-tan transformadas en metacercarias (“es-feritas” de un cuarto de milímetro de diá-metro). Estas esferas al ser ingeridas con las totoras, berros y cochayuyos por los animales o el hombre, al llegar al intestino se liberan de su cubierta externa; desde allí y a través del peritoneo acceden al hí-gado y se alojan en los conductos biliares, donde crecen y alcanzan la madurez se-xual dos o tres meses después. Los adul-tos pueden vivir de 9 a 13 años en el hués-ped humano.
La caza indiscriminada de gansos y patos silvestres (huallatas, socas, etc.) pa-ra fines diversos y no justificados, conduce al desequilibrio de los ecosistemas, cons-tituyéndose en factor decisivo para que la fasciolosis persista indefinidamente, pese a las campañas de desparasitación efec-tuadas en los últimos años por la Gober-nación. Las aves acuáticas son las regu-ladoras y predadoras naturales de las poblaciones de caracoles y otros moluscos involucrados en el ciclo biológico del gusano talpha laku.
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