La causa más común es la enfermedad tiroidea autoinmune, pero hay algunas circunstancias que favorecen la alteración de esta gládula.
Antecedentes familiares. Es más probable que una persona lo padezca si su madre, padre o hermano padecen alguna enfermedad tiroidea autoinmune (hipotiroidismo por enfermedad de Hashimoto o hipertiroidismo por enfermedad de Graves), o bien otras como diabetes tipo 1, artritis reumatoide, esclerosis múltiple, enfermedad celíaca, enfermedad de Addison, anemia perniciosa, vitiligo o incluso encanecimiento prematuro. También puede ocurrir en personas con síndrome de Down, síndrome de Turner o bipolaridad.
Las mujeres son más propensas. Aunque es mucho más común en mujeres jóvenes que en hombres, pero cuando los hombres se hacen mayores aumenta el riesgo de su aparición.
El índice de este mal aumenta durante el embarazo, después del parto y en la premenopausia.
Además, el riesgo va aumentando a mayor edad.
¿Qué factores influyen para la aparición de este mal? Uno de los principales es la deficiencia de yodo en la dieta, misma que puede ser remediada con su suplementos. En aquellos países que no tienen deficiencia de yodo en la dieta no es posible prevenir el hipotiroidismo de origen autoinmune.
El tabaco tiene sustancias llamadas tiocianatos que producen bocio y también afectan al sistema inmunológico. Contribuye al desarrollo y agravamiento de la oftalmopatía tiroidea en las personas que tienen enfermedad tiroidea autoinmune, principalmente en el hipertiroidismo por enfermedad de Graves aunque también puede ocurrir en el hipotiroidismo por enfermedad de Hashimoto.
Por ultimo, algunos medicamentos pueden insidir a que frenen la función tiroidea, aunque de manera reversible (litio, exceso de yodo, propiltiouracilo o metimazol, fenilbutazona, sulfonamidas, amiodarona). Una vez se suspende la medicación se recupera la función normal.
No hay comentarios:
Publicar un comentario