La investigación, publicada en la revista Journal of Developmental Origins of Health and Disease, ha hallado bacterias resistentes a antibióticos betalactámicos y a la tetraciclina en el meconio (las primeras deposiciones de los recién nacidos) y las heces de bebés de una semana.
La madre puede transmitir al bebé durante el embarazo y también a través del calostro bacterias resistentes a los antibióticos, que se alojan en el intestino del pequeño.
Esas bacterias no tienen por qué causar un problema inmediato en el bebé, porque son las bacterias que normalmente se establecen en el intestino, pero sí convierten el tracto digestivo en un “reservorio” de genes resistentes que se van acumulando y que pueden transmitirse a bacterias patógenas peligrosas, explicó la investigadora Pilar Francino, de la Fundación Fisabio.
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