“Las personas que dejan de fumar a los 30, añaden 10 años más a su vida y quienes abandonan este hábito a los 60, suman tres años a la suya”, apuntan especialistas del Servicio Nacional de Salud del Reino Unido.
Dejar de fumar es un propósito de año nuevo muy habitual. Pero si, tras varias semanas de reto, la fuerza de voluntad comienza a flaquear, aquí tiene un buen número de razones para abandonar el tabaco de una vez por todas.
“El tabaco mata hasta a la mitad de sus consumidores”, destaca la Organización Mundial de la Salud (OMS). Esta entidad explica que el tabaco “mata cada año a casi 6 millones de personas, de las que más de 5 millones son consumidores del producto y más de 600.000 son no fumadores expuestos al humo del tabaco ajeno”. Así, la OMS considera al tabaco “una de las mayores amenazas para la salud pública que ha tenido que afrontar el mundo”.
“Los fumadores no son conscientes de que un cigarrillo es un producto diseñado para crear y mantener la adicción. La nicotina tiene una capacidad adictiva que supera cinco veces a la cocaína y su única finalidad es producir una falsa sensación de placer que engancha”, señala Juan Antonio Riesco. El neumólogo añade que se trata de una adicción que “acaba matando a la mitad de sus consumidores habituales”.
Sustancias tóxicas
Para ayudar a los fumadores a dejar el tabaco, la Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica (SEPAR) indica que al encender un cigarrillo llegan al organismo “más de 3.500 sustancias tóxicas que, de ningún otro modo, aceptaríamos inhalar o ingerir.
Se trata, por ejemplo, de monóxido de carbono, acetona, naftalina, disolventes, amoniaco, insecticida DDT, plomo, cadmio, elementos radioactivos como Polonio 210 y hasta 40 sustancias cancerígenas”.
Según datos proporcionados por esta entidad, el tabaco es responsable del 30% de las muertes por cáncer, del 20% de las producidas por enfermedades cardiovasculares y del 80% de las causadas por enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC).
“Si nos centramos en las enfermedades respiratorias, la estrecha relación entre tabaco y EPOC está demostrada. De hecho, sabemos que una de cada cuatro personas fumadoras padecerá esta enfermedad. También sabemos que los fumadores tienen hasta cinco veces más riesgo de padecer neumonías que los no fumadores en la población general sana”, expone el doctor Riesco, coordinador del Año SEPAR 2015-2016 de la EPOC y el tabaco.
Ventajas de dejar el cigarro
Por su parte, especialistas del Servicio Nacional de Salud del Reino Unido (NHS por sus siglas en inglés) ponen de manifiesto las ventajas que ofrece dejar de fumar. Una de ellas es una mejora en las relaciones sexuales. “Los hombres que dejan de fumar podrían tener mejores erecciones, mientras que las mujeres podrían conseguir mejores orgasmos y excitarse con mayor facilidad”, detallan.
A la vez, indican que dejar el tabaco incrementa la fertilidad. “Dejar de fumar mejora el revestimiento del útero y puede hacer que el esperma de los hombres sea más potente”, precisan. “Pero lo más importante es que abandonar el tabaco hace aumentar las posibilidades de dar a luz un bebé sano”, subrayan.
Asimismo, los expertos del NHS señalan otras ventajas de deshacerse del tabaco, como tener unos dietes más blancos, un aliento más fresco o lucir una piel más joven.
De igual manera, indican que dejar de fumar “hace que mejoren el gusto y el olfato, permite disminuir el estrés y ayuda a respirar con más facilidad”.
En este sentido, afirman que quienes dejan de fumar respiran con mayor facilidad y tosen menos, pues su capacidad pulmonar puede incrementarse hasta un 10% en un año.
“En la veintena y la treintena, el efecto del tabaco sobre la capacidad pulmonar puede que no sea perceptible, salvo cuando se corre. No obstante, dicha capacidad disminuye con la edad. Así, años más tarde tener la máxima capacidad pulmonar puede suponer la diferencia entre una vejez activa y jadear al caminar o subir las escaleras”, puntualizan.
De igual manera, expresan que dejar el tabaco es una buena medida para vivir más. “Las personas que dejan de fumar a los 30, añaden 10 años más a su vida y quienes abandonan este hábito a los 60, suman tres años a la suya”, apuntan. Por ello, afirman que nunca es demasiado tarde para beneficiarse de las ventajas de parar de fumar.
No es fácil, pero sí posible
Dejarlo no es fácil, pero es posible. Según los especialistas de SEPAR, requiere esfuerzo, tiempo, voluntad y apoyo “no solo familiar y del entorno, sino también de expertos, pues la experiencia muestra que pocas personas lo logaran al primer intento”.
“La importancia de acudir a programas especializados radica en la personalización y seguimiento del tratamiento para dejar de fumar, pues no todas las personas tienen el mismo grado de dependencia a la nicotina ni la metabolizan del mismo modo”, aclara el doctor Riesco.
El neumólogo concluye que quienes se hayan propuesto dejar de fumar “en los programas de deshabituación tabáquica encontrarán profesionales que les asesorarán, les apoyarán y, si es necesario, les indicarán el tratamiento farmacológico adecuado”.
“Los fumadores no son conscientes de que un cigarrillo es un producto diseñado para crear y mantener la adicción. La nicotina tiene una capacidad adictiva que supera cinco veces a la cocaína y su única finalidad es producir una falsa sensación de placer que engancha”, señala el neumólogo Juan Antonio Riesco.
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